Cuando se realiza un trabajo importante, uno que importe y que cambie las cosas, es inconcebible pensar que el cambio que se quiere hacer se lo conseguirá con una aprobación completa.
El tratar de complacer a todos disminuirá sus esfuerzos, frustrará su impulso hacia adelante y finalmente le llevará al fracaso.
El acto equilibrado es trabajar para complacer precisamente a la gente correcta, y solo a ellos, y así conseguir el mejor producto para la calle.
Evite a los no creyentes.
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