13 de febrero de 2020

AYUNO INTERMITENTE Y EXTENDIDO | Mis experiencias


Desde el año pasado vengo haciendo ayuno intermitente. Vi los resultados en reducción de peso y en una sensación de bienestar que solo la había conseguido después de fuertes entrenamientos para maratones y para el triatlón de 226k que hice en el 2010... muchas endorfinas. 

No me resultó difícil eliminar una de las comidas. Empecé dejando de comer en la noche. Me levantaba descansado y listo para entrenar, pero era complicado e incómodo no comer cuando estamos todos en la mesa compartiendo las vivencias del día. Decidí saltarme el desayuno. Solo café sin azúcar. Mucho mejor. Conseguí mantener un peso razonable a pesar de haber bajado mucho el volumen de entrenamiento, aunque los carbohidratos siguieron siendo parte importante de mi dieta diaria, especialmente en visitas a Manabí donde el arroz y el plátano están en todas las presentaciones culinarias. 

Concentré mis lecturas en las ventajas del ayuno más largo y de la autofagia. Decidí que el 2020 lo iba a experimentar. 

Mi primer intento fue el alternativo de 3 x 42 horas en una semana. Había leído que el líquido del caldo de hueso hacía más manejable los jornadas largas. Así que en casa (porque esto es una actividad que involucra a toda la familia) quedamos en que mi único alimento, a la hora del almuerzo, sería este brebaje. Muy orgulloso compartí en el grupo que ya había cumplido el primer ayuno de 42 horas (con caldo de hueso) y que estaba en la búsqueda de la autofagia. Juan Fernando Carpio me hizo notar que al haber ingerido el caldo de hueso había apagado cualquier posibilidad de autofagia. Investigué de inmediato y en efecto, obtenía todos los beneficios del ayuno menos los de la autofagia. Paré y continué con el ayuno intermitente. Quiero la autofagia y con este primer ayuno largo no lo lograba.

Segundo intento: ayuno de 48 horas. Mi última comida fue la cena del domingo (hace un par de semanas). Ayuné lunes y cené la noche del martes. Solo tomé agua, agua mineral y café. Complementé con cloruro de magnesio y sal rosada del Himalaya. Me llené de endorfinas y energía. Descubrí que podía seguir de largo, pero preferí ser prudente. Cumplí la meta, rompí el ayuno a las 48 horas y continué con el IF. 

Los números confirmaban los resultados: baja de peso y de grasa corporal (comprobado mediante la medición de la circunferencia de la cintura) y con las sensaciones de energía y lucidez que pronostican los expertos.

Debía intentar las 72 horas y lo logré ayer. Lo que más me sorprende es como el cuerpo se aleja de horarios programados de alimentación. Al igual que el de 48, sentí que podía seguir de largo y que sentía mínima ansiedad por comer.

Mi estatura es de 1,75 m. Hace un mes estaba sobre los 78 kg. Me pesé esta mañana y la escala indicó 74 kg. Espero que el reseteo del sistema inmunológico haya sido realizado por la autofagia, pero los resultados en disminución en grasa corporal y las sensaciones de bienestar general son indiscutibles.




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2 comentarios:

  1. Interesante experiencia mi estimado amigo!. Tiempo atrás no le prestaba mucha atención a la dieta porque siempre tenía actividad física importante, pero desde hace años he ido abandonando, hasta llegar al colmo de solo caminar una media hora al día....así que necesito prestarle atención a la comida...Si por ahi tienes enlaces que orienten en qué y cómo hacerlo, gracias!.

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  2. Los números confirmaban los resultados

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