30 de septiembre de 2015

“Los únicos extraterrestres éramos los que habíamos decidido correr 90 kilómetros en una altitud absurda” | Relato de Denisse Nankervis sobre su participación en el Marcahuasi Ultra Trail 2015



Por: Denisse Nankervis Mateus

Obtuve un podio que no estaba programado, ni siquiera imaginado. Es como si te pagaran por hacer lo que más te gusta. Como si te felicitaran por ir a una fiesta o te galardonaran por visitar un parque de diversiones.

La idea de competir en Perú inició en junio, luego de haber concluido con un mal desempeño en un ultra en España. Estaba decepcionada, afligida y más que nada frustrada. Un amigo corredor, Joselito Torres, simplemente llamaba para saber cómo había ido la competencia en España y a comentarme que estaba pensando en correr en Perú el Marcahuasi Ultra Trail de 90k junto con el Berni Sevilla (quien a la final no viajó).  Pues la curiosidad pudo más que la frustración que me embargaba y en menos de tres minutos estaba visitando la página web de la carrera.  

El MUT representaba una prueba compleja. 90 kilómetros con un desnivel positivo de más de 5.400 metros de ascenso y catalogada como categoría Ultra SkyMarathon (pruebas de resistencia que exceden los 42 kilómetros, que superan los 2.500 de desnivel positivo con una altitud de más de 2.000 metros sobre el nivel del mar). Había visto que el punto más alto estaba a 4.100 metros sobre el nivel del mar en plena sierra limeña.  En un lugar muy místico por las rocas energéticas y supuestos avistamientos de ovnis y extraterrestres.

Aun no terminaba de recuperarme de mi fallida competencia de España y me encontré hablando con mi Gatito sobre la posibilidad de competir en Perú a menos de 3 meses.  A Dios gracias tengo un entrenador que es mi amigo y confidente e iniciamos el entrenamiento sin que nadie más lo sepa. Todavía estaba en mi mente lo mal que le hice pasar a mi esposo en España cuando me demoré más de dos horas de lo planificado en llegar  a la meta y estaba aterrado porque eran más de las 23h00 y yo seguía metida en el medio de la nada en una montaña en Galicia. Luego de haber maldecido hasta la madre y el padre de la organización de la carrera juró que nunca más me iba a dejar correr una de esas distancias. Sabedora de toda la resistencia que iba a tener cuando comunicara mis intenciones, decidí buscar apoyo familiar. Así que convencí a mi sobrino Juan Francisco para que corra la distancia de 60K.  Menos mal siempre hay un alma caritativa que acolite en estas locuras jejeje.

A tan solo un mes de la prueba sabía que debía notificar mis intenciones. Empezaría por el que menos problema me iba a dar… mi jefe.  Menos mal solamente recibí un “eres una bestia” y, “no te vas si no dejas solucionado…”  (como soy buena niña dejé solucionado todo jejeje).  El siguiente y más duro, mi marido.  Aproveché una reunión familiar, y algunos vasos de licor que él llevaba puesto, para comunicar mi decisión. “Me voy a correr un ultra con el Juan Francisco en Perú, pásame la sal por favor”.  No pudo hacer nada, todos los miembros de mi familia habían regresado a ver, y Juan Francisco y yo le veíamos con cara de borrego ahorcado.

Con tan poco tiempo de entrenamiento y sin personas que puedan acompañarme regularmente a la montaña ya que todos mis compinches iban a correr el triatlón de Manta, Gatito había diseñado una tabla de entrenamiento y hubo que hacer maravillas.  Por último hasta corrí la maratón de Quito a modo de entrenamiento y con la grata sorpresa de llevar otro tercer puesto en mi categoría.

Ya embarcados a Perú, viajamos de Lima a Callahuanca en un transporte que alquilamos. Era tan buena la onda de los que viajábamos que nuestro chofer Oswaldo decidió quedarse y ser parte del evento. Las fotos que ven en mi Facebook son tomadas en su gran mayoría por él.

Callahuanca es un pueblo pequeño de no más de 20 casas.  La sensación que teníamos era que estábamos en el valle del Chota o entre Guayllabamba y Tabacundo, pero rodeados de imponentes montañas de más de 4.500 sobre el nivel del mar. 

Antes de largar nos reunimos los seis cuatorianos y nos preguntamos nuestras expectativas.  Los más opcionados a premio eran Joselito, Jorge y Juan Pedro que ya han tenido varios podios en ultras y hasta internacionales.  Juan Pedro me preguntó, ¿y tu Denisse?  -Yo nada, solamente quiero llegar con la misma sonrisa con la que salga.


A las 21h00 salíamos la primera tanda de competidores de 90k. Éramos un grupo reducido de personas, no más de 30 locos.  Había regresado a ver a las competidoras femeninas, y a las dos primeras las había descartado en primera instancia, eran incas 100% puras y vivían en la zona.  La primera, el año pasado, había quedado SEGUNDA de la general de hombres y mujeres… Imposible seguirla, estaba fuera de mis descabellados sueños.  Es así como desde el primer kilómetro nos disputamos el puesto tercero y cuarto respectivamente.  Llegado el momento corrimos tanto tiempo juntas que hasta empezamos a conversar… 21 horas de carrera puede ser algo muy desgastante cuando te estás disputando un premio.

La noche pasó sin complicación y creo que todos estábamos muy decepcionados de no haber presenciado ninguna actividad paranormal de la que hace alarde la zona.  Los únicos extraterrestres éramos los que habíamos decidido correr 90 kilómetros en una altitud absurda.  Tuve un par de contratiempos en la noche ya que la señalización no estaba muy buena y me salí de la ruta dos veces justo cuando había adelantado por largo a mi contrincante…  Qué frustración fue tener que recuperar el tiempo perdido en mis extravíos, pero a la final siempre encontraba mi motivación “la chica tercera”.  Pues la chica tercera para el kilómetro 65 ya tenía nombre y se llamaba Cecilia Peche, peruana y amante del trail.

En el kilómetro 40 empezaron los problemas de la organización, un tramo de cerca de 20 kilómetros no tenía señalización y una parte de la carrera fue por un sendero y otra parte por otra…  Ahí están los 20 kilómetros extras que hicimos algunos, y lo peor, qué kilómetros!!!  Una pendiente de más de 28%.


Cerca del kilómetro 60 estábamos en la cumbre. Habíamos llegado a Marcahuasi, el lugar de las piedras ancestrales, el lugar de verdad que es mágico y místico, está rodeado de piedras con formas de caras, animales y personas. Tiene lagunas por todo su alrededor y está lleno de turistas, hippies, amigos de lo verde y tomadores de San Pedro y Ayahuasca…  “¡Qué loco hermana!  ¿Cuando van a parar?”  preguntaba uno de aquellos hippies que cantaban al astro sol jejeje.

Francamente la altura y el cansancio no me dejó apreciar la magnitud de esa obra de la naturaleza (o de los extraterrestres) como ellos lo dicen y lo único que podía sentir era un sol incandescente quemándome las retinas a pesar de mis gafas.  Solo quería salir de aquellas piedras de una buena vez.

A las 14h00 iniciaba el descenso y no tenía agua, aun faltaban 12 kilómetros para el siguiente punto de abasto y teníamos una temperatura de 28 grados con un sol destellante.  Se me cerraban los ojos y estaba a punto de vomitar.  Un chico muy comedido se me acercó y me ofreció de su camellbag y me hizo compañía para no quedarme dormida.  Llevaba 24 horas sin dormir y los efectos de haber corrido tanto en la noche ya se estaban haciendo sentir.  Encontramos un riachuelo y literalmente me metí para despertarme.  Tomé de esa agua mientras mi compañero me chillaba “no, no, no, no tomes de esa agua”, “ya nada!, llegando a Quito me tomo desparasitantes”.

Santo remedio, fue como que me hubiesen inyectado adrenalina y empecé a correr como ‘speedy’ González. Dejé atrás a mi nuevo amigo y a mi contrincante. A Dios gracias las piernas funcionaron bien y no tuve mayor dolor.  Claro el dolor comenzó ya llegada a la meta jejeje.

Llegué a la meta a las 18h00 luego de haber recorrido 21 horas.  Calculamos que la competencia tenía algo así como 112 km y había marcado un “personal record” en distancia, tiempo y posición.  Tercera de la General, ¡vaya!,. No me lo podía creer.  A pesar del cansancio tenía una sonrisa de marrano asado.

Todos los ecuatorianos saltaban de emoción y gritaban “¡Ecuador arrasó!”

Primer Lugar Hombres 90 km:  Joselito Torres, Ecuador
Tercer Lugar Hombres 90 km:  Jorge Pérez, Ecuador
Tercer Lugar Mujeres 90 km:    Denisse Nankervis, Ecuador
Tercer Lugar Hombres 60 km:  Juan Pedro Pazmiño, Ecuador






30 de abril de 2015

Adictos al azúcar deciden alejarse de los dulces por un mes [video]

Conozco a muy pocas personas que les disguste los postres, los dulces o las gaseosas. La mayoría estamos acostumbrados al sabor del azúcar, pero pocos conocen lo perjudicial de su consumo sin moderación.

Buzzfeed desafió a un puñado de personas a pasar un mes sin azúcar. Después de algunas dificultades iniciales, se sintieron muy bien.  En este video se observa su progreso:





Vía:  HolyKaw

27 de abril de 2015

Próximo reto: ultratrail de 55 km de Lloa

Han pasada muchas cosas en los últimos meses que me han impedido escribir en el blog.  No ha sido falta de tiempo, porque siempre se encuentra la manera cuando estás interesado en algo.  Podría llamarlo falta de enfoque.  Toda mi energía tuve que concentrarla en solucionar problemas laborales y en convertir las crisis en oportunidades.

He estado actualizando y compartiendo algo de información en mi página de Facebook y en mi cuenta de Twitter, pero me siento más cómodo contando mis experiencias en este blog. Así que volveré a postear como en otros tiempos.

Hemos dejado (por el momento) el triatlón y nos estamos dedicando a las carreras a campo traviesa en montaña. Una disciplina dura que te recompensa con increíbles paisajes y momentos muy especiales e íntimos con la naturaleza.

La última aventura fue hace un par de semanas.  Queríamos cubrir los 65 km por la zona del Pululahua, pero por segunda vez nos cortaron la viada.  Las razones las expuse en este post de FB.

A pesar del sabor agridulce con el que nos quedamos después del ultratrail de la Mitad del Mundo (UTMM), hemos seguido entrenando con normalidad.  Los lunes realizamos una sesión de recuperación en la piscina nadando a ritmo aeróbico por cerca de una hora. Los martes los dedicamos a piques de diferentes distancias con tiempos de recuperación y los jueves a subir y bajar cuestas.  El fin de semana es para la larga de tres horas o más.

Ayer decidimos atacar a la temida cuesta del Parque Metropolitano.  Aquella que da a la avenida Simón Bolívar. Teníamos previsto entrenar 3h30 y como el circuito de bajar y subir nos lleva en promedio 40 minutos nos propusimos repetirlo cinco veces.

Arrancamos cerca de las 5h30.  Encendimos nuestras lámparas y nos dirigimos a la zona de ‘penitencia’.  En ese punto sacamos los bastones y ‘a lo que vinimos’. A eso de las 7h00 ya habíamos dado dos vueltas.  La Flaca subía con una facilidad impresionante y sus descensos cada vez eran más rápidos. Nuestro promedio era menor a los 40 minutos por vuelta. 

Empezamos el cuarto ascenso, el penúltimo.  Manteníamos el mismo ritmo, sin embargo en un descuido Ximena desapareció en el horizonte.  Su ritmo era fortísimo.  Llegó al punto más alto y debió esperarme más de tres minutos.  Rompió nuestra marca personal. Ascendió en un tiempazo de 12 minutos.  Lo más rápido que habíamos subido era en 15 minutos.  Y eso no es todo.  Apenas llegué a la cumbre arrancó a toda velocidad para cubir la quinta vuelta.  Logré balbucear algo así como ‘¿tenemos algo de comer?’ para conseguir que se detenga y así recuperarme un poco.


La quinta vuelta la realizamos a buen ritmo, pero fue menos rápida que la anterior.  Terminamos el entrenamiento con mucha satisfacción.  Especialmente la Flaca que sigue demostrando que tiene genes de cabra.

Habíamos tomado la decisión de no volver a correr las competencias de ultratrail que se organizan en el país.  Nuestras dos experiencias (en los 80 km de la North Face y en los 65 Km UTMM) nos indicaron que hay mucha improvisación y que los organizadores de estos eventos no cumplen sus propios reglamentos.

Nos inscribimos en los 50 km de Lloa del 17 de mayo porque indican, a diferencia de las anteriores ultras, que no habrá puertas de cierre:



Si no llegamos o abandonamos será nuestra decisión. No dependeremos de cambios inesperados o modificaciones al reglamento de última hora que buscan solucionar errores de planificación y organización.

El desnivel acumulado de este ultratrail es aceptable.  En 50 km habrá 2 310 m.  En los 65 km UTMM metieron 4 700 m.  Los atletas de élite subieron dramáticamente sus tiempos, y apenas tres de ellos lograron pasar la puerta de 55 km que fue trasladada desde el kilómetro 42 al 55 en plena carrera. Si, subieron 13 km y bajaron en una hora el tiempo.

Les mantendré al tanto de nuestra preparación.

¡Carpe Diem!