24 de abril de 2023

SI QUIERE MEJORAR SU ESTADO FÍSICO, HAGA UNA CITA CON LAS GRADAS

Una estrategia fácil para mantenerse en forma y desarrollar un estilo de vida saludable es siempre usar las gradas. Es una gran forma para quemar calorías, construir resistencia y fortalecer las piernas.  Pero tomar las gradas no parece razonable si trabaja en el piso 20; o por el otro lado, quizás no encuentre suficientes gradas en su rutina diaria.  

Ayer, una amiga cortó nuestra conversación porque, dijo, "Tengo una cita con las gradas". Contó que en los días en los que se perdía sus sesiones de yoga, realizaba vueltas por las gradas de los tres pisos donde trabaja por alrededor de 10 minutos.  Encontré su actitud completamente inspiradora.  Usualmente tomo las gradas pero no había pensado en esta clase de rutina.

Dejar su escritorio para realizar algunas vueltas por las gradas es una gran forma para realizar un pequeño entrenamiento diario.  La próxima vez defina la zona, y vaya por esas gradas por diez minutos —regresará con energía y habrá quemado unas 60 calorías.  

Tomar las escaleras también prolonga su vida, reduce el riesgo de enfermedades cardíacas y es económico (mucho más barato que una clase de yoga).  También puede agregarle algo de dificultad subiendo de dos en dos.

Artículo original:  Minutes to a Healthier You: Make a Date With the Stairs | FitSugar.com

Foto: Reuben Hustler

19 de abril de 2023

CÓMO FUNCIONA EL ENTRENAMIENTO DE INTERVALOS – ÁCIDO LÁCTICO, DEUDA DE OXÍGENO Y RECUPERACIÓN

¿Porqué forzamos, descansamos un poco y forzamos otra vez?

Como el ejercicio intenso quema muchas calorías ¿porqué simplemente no forzamos todo el tiempo en lugar de mezclar períodos de descanso activo? Quiero decir, si tiene 15 minutos para realizar algún tipo de entrenamiento para quemar grasa, ¿porqué no pasar todo el tiempo corriendo o pedaleando fuerte? Esto tendrá sentido cuando explique el ácido láctico, la deuda de oxígeno y sus roles en la pérdida de grasa.


Aumentar la deuda de oxígeno para maximizar los efectos de quema posterior


Cuando realiza un pique o un circuito intenso, su cuerpo no puede entregar oxígeno a suficiente velocidad para que sea combustible para el músculo. Otro sistema de energía (anaeróbica) debe ayudar a entregar combustible al músculo. Cuando se completa un esfuerzo intenso, su cuerpo tiene que devolver la "energía prestada" ... debe oxígeno para que esos músculos regresen a su estado normal. Mientras más energía requirió su cuerpo durante un ejercicio intenso más oxígeno debe ... esto se llama 'Deuda de Oxígeno'.


Una gran "deuda de oxígeno" es la clave para potenciar el metabolismo


Así que después de un esfuerzo intenso como un sprint, continuará respirando con fuerza y su pulso cardiaco estará elevado ¿Tiene sentido? Su metabolismo está operando a una tasa alta (tasa respiratoria y cardiaca) para pagar la deuda de oxígeno que prestó. Estoy simplificándolo un poco, pero ese es el principio básico. Mientras más grande sea la deuda de oxígeno creada por un entrenamiento más tiempo tomará pagarla ... con el beneficio de más calorías quemadas por un mayor período de tiempo después de haber realizado el ejercicio.


La mejor manera para crear una gran deuda de oxígeno


Para crear una deuda de oxígeno, el esfuerzo debe ser lo suficientemente intenso para pasar al estado de "préstamo de energía" – o– modo anaeróbico.  Sprinting (piques) o un apropiado entrenamiento de resistencia es la forma de conseguirlo.  El combo de esfuerzos intensos con respiración difícil, es la mejor manera para asegurar la máxima deuda de oxígeno. Esta es una de las razones por las que el entrenamiento de intervalos es ideal para el potenciamiento del metabolismo.


La nueva forma de ver al ácido láctico


El ácido láctico es el resultado del esfuerzo intenso y los entrenadores solían decir a sus atletas que eviten el entrenamiento que produzca demasiado ácido láctico. El profesor Thomas D. Fahey de la California State University piensa de forma diferente ... "El cuerpo convierte la glucosa en lactato, una sustancia removida y usada de forma rápida ... Usar el lactato como un carbohidrato intermediario ayuda a metabolizar los carbohidratos de su dieta, sin aumentar la insulina o a la estimulación de la síntesis de grasa." Así que ... el ácido láctico ayuda a que su cuerpo queme más carbohidratos y por lo tanto más calorías ... ayudándole en la pérdida de peso.


La mejor manera de aumentar el ácido láctico


Otra vez ... un esfuerzo intenso que no pueda ser sustentado por demasiado tiempo es lo que aumenta el ácido láctico. Lo que hace que tenga sentido que quiera realizar algunos de estos esfuerzos intensos. ¿Quiere realizar un esfuerzo intenso, descanse un poco, y luego realice otro esfuerzo intenso ... le suena familiar? Es una exacta descripción del entrenamiento de intervalos.


Realizando la parte intensa con intervalo con poco descanso


Ya hemos hablado del porqué el presionar duro antes de perder el aliento es una manera de aumentar la deuda de oxígeno, y de aumentar el ácido láctico. Después de un esfuerzo intenso se acumula un poco de ácido láctico en el músculo para después empezar a ser removido por su cuerpo. Se debe realizar otro esfuerzo intenso antes que el cuerpo se recupere para ayudarlo a acumular más ácido láctico en sus músculos. Con intervalos suficientes tendrá una acumulación de ácido láctico ... y debido a esto, su cuerpo podrá quemar más calorías de lo normal después que ha terminado su entrenamiento.


Los intervalos apropiados aumentan el ácido láctico y la deuda de oxígeno


Una apropiada rutina de entrenamiento de intervalos debería tener el descanso suficiente para poder presionar fuerte para el siguiente intervalo ... y usted debería estar respirando con gran dificultad cuando la serie completa haya terminado.


Artículo original: How Interval Training Works | FitnessBlackBook

Foto: Jeremy Lapak | Unsplash.com 

12 de abril de 2023

MI PRIMER TRIATLÓN DE DISTANCIA MEDIO IRONMAN | GUAYASMAN 2009

El despertador debía sonar a las 03h50 pero diez minutos antes ya estaba comiendo una barra de granola y tomando una botella de gatorade. La noche anterior dejé listas tres fundas con los implementos para cada etapa: wetsuit (traje de neopreno para la natación), gafas, gorra y chip (que lo había retirado el sábado de las oficinas de los organizadores: DM3) para la natación; casco, guantes, camiseta, tarjeta con el número de competidor, medias, zapatos con trabas para el ciclismo (tubo de repuesto, herramientas y bomba ubicados en la bici) y para la etapa de la media maratón: camiseta, pantaloneta y zapatos. Salí a las 05h00 del hotel (el resto de la familia iría después de desayunar porque la competencia empezaría a las siete y esperaba salir del agua alrededor de las ocho de la mañana).

A las 05h30 llegué al Parque del Lago (Represa de Chongón | Guayas); quince minutos más tarde arribaron los organizadores y el resto de competidores y amigos. Alrededor de las 7h15 empezaron a nombrar a los inscritos para que ingresen con sus cosas al sitio asignado para dejar los implementos para el ciclismo y el atletismo y para que se alisten para la partida de la natación.

¿Y el chip de competencia?

Coloqué la bicicleta y empecé a abrir las fundas preparadas: primero la de natación. Me coloqué la parte inferior del wetsuit y busqué el chip dentro de la funda correspondiente ¿y el chip?

Vacié las tres fundas. Salí corriendo a revisar en el auto. Llamé a la Flaca para que revise en la habitación del hotel, pero no, el chip no aparecía. Busqué a los organizadores y les comenté mi tragedia y cuando estaba a punto de convencerles para que me activen un nuevo dispositivo, Margarita (Balseca) se acerca y me pregunta que es lo que está pegado en la parte posterior de mi traje, lo retira y me indica, ¡¡¡era el chip!!! Todo ese correteo de búsqueda lo había hecho con el chip pegado a mi espalda. Le agradecí emocionado y corrí hacia mi puesto a tratar de colocar en orden todo el caos creado por la 'misteriosa' desaparición.

1.9 km de natación

Me acerqué al punto de partida y vi que algunos triatletas estaban dentro del agua calentando. Observé las enormes boyas amarillas que marcaban los vértices de un triángulo equilátero de 300 m de lado y recordé que me contaron que cuando se ingresaba al agua en el Guayasman no se las podía ver. Eran enormes ¿porqué no se las podría ver? ¿Será que las de este año son más grandes? Nadé unos pocos metros y comprobé que las boyas eran perfectamente visibles, especialmente cuando las gafas no se empañan y están bien puestas para que no ingrese agua a los ojos (como me había pasado en los entrenamientos). Escuché otra vez a los organizadores quienes llamaban para empezar la competencia. Salimos del agua para pararnos ante la alfombra de partida.

En sus marcas, listos y al agua. Me coloqué al lado derecho del grupo, pasé las boyas blancas que marcan el inicio de la ruta y seguí rumbo al primer vértice. Nadé relajado y tranquilo hasta cruzar los primeros 350 m —recordaba que la primera vez que me pidió el instructor que demuestre mis habilidades acuáticas logré con las justas cubrir diez metros y que demoré más de seis meses para lograr que las piernas floten sin los pullboys. Miraba hacia adelante cada diez brazadas pero me di cuenta que debía levantar la cabeza con más frecuencia para no desviarme demasiado de la trayectoria. Llegué a la primera boya –aquella en la que un buen amigo (gran nadador que cubría cuatro piscinas seguidas mientras yo con las justas completaba una y debía descansar un minuto para empezar la siguiente) me contó que al llegar la agarró y no la soltó más porque sintió pánico de ahogarse. Me sentía con gran confianza, los dos entrenamientos previos en aguas abiertas (uno en el mar y otro en el mismo lago) eliminaron el pánico escénico, así que viré a la izquierda rumbo al segundo vértice del triángulo.

A medida que avanzaba sentía que la adrenalina invadía cada célula de mi cuerpo, estaba pasando con solvencia la prueba más temida, nadando con seguridad y con poco gasto de energía en un lago que tiene 40 m de profundidad. Solamente tenía que preocuparme por marcar bien la dirección y seguir nadando. Con ese ritmo y comodidad completé la primera vuelta, los primeros novecientos cincuenta metros.

Me faltaba solo una vuelta más, así que decidí disfrutarla completamente, estirándome todo lo posible hacia adelante y tratando de realizar cada brazada como indican los manuales (que de las piernas se encargó el traje de neopreno). Realicé el conteo acumulativo (algunos atletas reconocidos de largas distancias recomiendan no contar lo que nos falta sino lo que ya hemos cubierto) al paso de cada boya: 1 250, 1 550, 1 850 y los últimos 50 para salir del circuito hacia tierra firme. Este lapso final fue espectacular, me sentía en las alturas, enorme y con una paz indescriptible. Derroté a un monstruo de toda mi vida. Vencí a mi temor a las aguas abiertas y cumplí la primera manga del triatlón. Mi éxtasis fue interrumpido por los gritos de Ximena y mis cuatro hijos que me alentaban a continuar con mi sueño. Cincuenta y dos minutos marcó mi cronómetro al salir del agua, 5 minutos más rápido que mi estimación inicial.

90 km de ciclismo

Al recorrer descalzo sobre el camino antes de empezar la natación sentía cada piedrita y huequito del lastrado, pero al correr después de salir del lago parecía que era un camino alfombrado. Llegué a la zona de transición y procedí a sacarme el traje, ponerme el casco, los guantes, la camiseta, el cinturón con el número de competidor, los zapatos con trabas y a correr con la bicicleta a un lado para pasar por la alfombra que marcaba el inicio de la segunda manga del triatlón.

La ruta consistía de dos vueltas de 44 km (en la vía a la Costa, rumbo a Salinas) más los 2 km de ingreso y salida del parque. Era la misma ruta que hicimos en nuestro entrenamiento en Chongón meses atrás. Un trayecto con muchas subidas y bajadas. Decidí pedalear con fuerza pero con prudencia (después de estos 90 km me esperaban los 21,1 km de atletismo), las cuestas las aplané con los piñones más grandes y para las bajadas usaba el más pequeño para ponerle la máxima velocidad posible que me permitían las piernas. Es en esta etapa que nos recomiendan comer e hidratarnos, así que cada 30 minutos procuré usar los gels, tomar gatorade y el agua de los abastecimientos. Para mi próximo reto implementaría algunos cambios en el aprovisionamiento en la bici, tratando de aplicar lo que vi en los triatletas de élite: doble y hasta triple porta botellas, geles pegados con masking en la bici y el aparentemente muy útil ironbar. Se me acabó la única botella que portaba y cuando usaba los geles no tenía ni una gota de agua para digerirlos. Las zonas oficiales de abastecimiento estaban cada 7 km, por lo que debía pedalear alrededor de 15 minutos para conseguir más hidratación.  En el primer intento busqué atrapar la funda de agua sin disminuir la velocidad, pero mis destrezas todavía no están a ese nivel. No logré sostenerla y debí pedalear otro cuarto de hora para, ahí si, parar y tomar la funda con el líquido vital. La lección fue aprendida, no me salté un solo puesto más de abastecimiento.

En el circuito nos cruzábamos con todos los competidores y por supuesto con tod@s l@s ruter@s. Nos saludábamos, nos hacíamos señas, nos gritábamos, pero mi amigo Christian (Loaiza) no aparecía, nos habíamos visto una sola vez y era muy extraño que no nos hayamos cruzado nuevamente. Al estar en la ruta de retorno de la segunda vuelta le encontré cambiando la llanta. Habíamos previsto todo y sabíamos que si pinchábamos sufriríamos un gran retraso, pero Christian tuvo cuatro incidentes con su llanta posterior. Su retraso superaba la hora, por lo que debió resignarse y abandonar su primer intento hacia el triatlón de 113 km. El caso de Christian es sorprendente, si yo temía a la natación, el me había contado que sentía pavor. Sin embargo, en estos últimos meses logró mejorar su natación y superó el miedo escénico en nuestro entrenamiento en Chongón. Nadie puede dudar de su gran fortaleza en el atletismo y enorme potencia en la bicicleta. No completó la prueba por falta de entrenamiento ni de capacidad. No la culminó porque le pasó lo que todos rogábamos que no nos suceda. Si éramos novatos en el triatlón, nos declarábamos (al menos yo me declaraba) absolutamente inútil para cambiar una llanta. En una de las rutinas de preparación en mi casa, les dije que me tomen el tiempo para realizar el cambio de un tubo por otro nuevo (no tenía intención alguna de meterme a sofisticadas actividades de lijado y parchado) y demoré 40 minutos. Las miradas de compasión de mi familia lo decían todo: "ojalá no se te pinche una llanta en la competencia", dijeron en coro. ¡¡Fuerza Christian!! Parece que tu camino hacia el IM226 no necesitó del Guayasman 2009.

Completé mi segunda vuelta e ingresé al parque para pasar otra vez por la alfombra y dirigirme a la zona de transición. Había cubierto los 90 km a un promedio de velocidad de 28 km/h, pero sabía que el circuito fue más fuerte de lo previsto. Al empezar hace 26 semanas la aventura en la bicicleta con mucho esfuerzo conseguía superar los 26 Km/h en una distancia de 30 km, así que me di por satisfecho de haber terminado la segunda manga y de no haber sufrido percance alguno en todo el trayecto.

21.1 km a pie

Dejé la bicicleta recostada y me cambié lo más rápido que pude para empezar la media maratón. Sentía que ya todo estaba hecho, las dos etapas que más me preocupaban habían terminado con éxito y ahora me quedaban 21 km para disfrutar y meditar todo lo recorrido para estar ahí, en ese momento y en ese lugar, después de haber cubierto 92 km de los 113 km de la distancia medio ironman.

Ya lo había previsto en el transcurso del recorrido de bicicleta. Si llegaba con éxito a este punto de la competencia no me preocuparía ni de las pulsaciones ni de los ritmos, es más, no me coloqué ni la banda ni el Garmin. Realizaría el trote más placentero que permita el clima y el cuerpo y buscaría asimilar cada minuto antes de cruzar la meta.

No miraba el reloj, simplemente quería seguir contando de manera acumulativa cada kilómetro avanzado. El circuito consistía de tres vueltas de 7 Km. Al completar la primera vuelta vi a mi entrenador Raúl (Ricaurte) por segunda vez (la primera vez me alentaba justo al arrancar la etapa de ciclismo) quien me motivaba a darle con más velocidad, pero le dije que no se preocupe porque no me importaba el tiempo, que solamente quería disfrutar de ese momento. ¡Adelante, de eso se trata esto! me respondió. Cuando terminé la primera vuelta estaba mi familia y mis amigos gritándome y alentándome. Les sonreí y grité... ¡Van 99 km!

Seguí hacia la segunda vuelta. La temperatura aumentaba y sentía que mi cuerpo ardía. En cada puesto de abasto pedía dos fundas que me las vaciaba completamente desde la cabeza. Me recuperaba del calor y contemplaba ese imponente lago de Chongón que lo había nadado algunas horas atrás. Saludaba con mis amigos que estaban en la misma aventura y pensaba que esto estaba muy cerca de su fin. Terminé la segunda vuelta y grité a todo pulmón... ¡Van 106 km!

Y empecé la última vuelta, apenas 7 km me separaban de clasificar a las finales de mi personal campeonato mundial deportivo. Estaba a punto de ganar mi partida de semifinales y de cumplir con un importante paso antes del gran objetivo. Me sentía con fuerzas, así que faltando cuatro kilómetros subí la velocidad para buscar alcanzar a alguno de los tantos compañeros de armas que me habían pasado como a poste. Faltando 1 500 m se acerca mi compañera, amiga y esposa, quien estaba preocupada por mi ritmo de carrera por lo que decidió acompañarme en esta última parte. Le dije que iba a subir la velocidad y que me espere en la meta. Mi tiempo en la media maratón fue el más lento de todos mis registros anteriores, 2h25 (mi mejor marca en 21,1 km es de 1h45 y el año pasado en Alemania corrí muy cómodo en 1h49), pero sin duda alguna la que más he disfrutado. Pedro me esperaba con ansias, le había pedido que me aguarde en la entrada, porque quería que me acompañe a ingresar a la meta. Y así lo hizo, me tomó de la mano y juntos pasamos la meta de 113 km. Sofía filmaba, Salomé tomaba fotos y la Flaca me abrazaba.

¡¡¡Lo logramos, porque este fue un sueño en la que toda la familia estuvo involucrada!!!

Este relato fue escrito en varias etapas. Debí interrumpirlo en algunas ocasiones porque rompía en llanto al pensar que lo había logrado. No lo podía creer, pasaron las horas y la emoción creció. Recuerdo la admiración que sentía por aquellos que contaban su hazaña de haber terminado el Guayasman y desde ese domingo me uní a ese grupo de personas que consideramos que no hay imposibles, solo metas por las que debemos trabajar con disciplina y consistencia. Me tomé una semana de descanso deportivo y desde la siguiente empecé a planificar mi participación en la gran final ... el IRONMAN de 226 km.

Fotos: Salomé Torres (excepto las dos marcadas con la leyenda de Guayasman)

5 de abril de 2023

MI PRIMERA EXPERIENCIA DE NATACIÓN EN LA LAGUNA DE CUICOCHA | JULIO 2010



Esta era la 'conversación' por correo electrónico con Christian (Loaiza) previo al entrenamiento de natación en el lago de Cuicocha  (a 120 km al norte de Quito y más de 3 000 msnm):

CL:  Acabo de leer que Cuicocha si tiene fondo ... es de APENAS 180 metros

RT:  ¡AAAhhhh!  Ahora si me quedo más tranquilo

CL:  O sea ... con mucho esfuerzo pero si pueden encontrar los cuerpos ... salvo que ahí también viva algún lagarto como en Chongón o talvez pirañas mutantes que soporten bajas temperaturas o cangrejos criminales como la canción de Héctor Napolitano.

RT: El problema es que el autor de la nota que leíste no se enteró que Cuicocha está en el cráter de un volcán y que los cuerpos pueden salir en la próxima erupción del Tungurahua, y ahí si va a ser difícil identificarlos.

CL:  La solución es hacernos un mapeo genético hasta el viernes y nadar con esas placas de identificación que usan los militares

RT:  Pero les tendremos que grabar en grafito o diamante porque a la temperatura de la lava, fusión segura.

Ese era nuestro ánimo antes de realizar nuestro primer entrenamiento en aguas abiertas en la hermosa laguna de Cuicocha. Reorganizamos la tabla de entrenamiento. Cambiamos la jornada de bici + larga de trote del domingo para el viernes y trasladamos el entrenamiento de natación para el domingo 25 de julio de 2023 en Cuicocha.

Richard (Erazo) acompañado de Martha, Christian (Loaiza) con Wendy (Calapaqui) y yo con la Flaca y nuestros cuatro hijos llegamos cerca de las 07h00 al sitio que se había convertido en el lugar de entrenamiento de los triatletas. A pesar de la baja temperatura del agua (alrededor de 13ºC), no tiene los problemas de contaminación de sitios que están a menos altura como San Pablo o Yaguarcocha.  

Había una inusual cantidad de gente. Habíamos escogido, sin saber, el día en el cual la ciudad de Cotacachi organizaba la 14a. travesía al lago de Cuicocha. Los competidores partirían del muelle y girando en sentido horario alrededor de los islotes completarían una vuelta de 4,5 Km.

La mala noticia era que estaba prohibido el ingreso al lago.  Debíamos esperar cerca de cuatro horas.  Si queríamos nadar en ese momento teníamos que ser parte del evento. Así que nos pusimos en la fila de registros y nos inscribimos.

Nos apuramos a ponernos nuestros wetsuits y nos acercamos de manera tímida al muelle.  Al estar con los gorros de competencia estábamos oficialmente dentro de la carrera.

El plan era ingresar al agua con el traje de neopreno y con aletas, nadar hacia el islote del centro (a unos 800 m del muelle) y regresar. De acuerdo a nuestras sensaciones repetiríamos la distancia. Queríamos completar alrededor de 3 000 m.

Una voz dentro de mi cabeza me dijo: estás con wetsuit y aletas y has entrenado con constancia en la piscina, así que porque no aprovechas la logística de la competencia e intentas unirte a los competidores. ¡Me aconsejó darme una vuelta al lago!. No tenía ni un metro de experiencia de natación en Cuicocha, pero no me pareció mala idea.

Sonó el disparo de la largada. Todos lo nadadores se lanzaron como delfines. Respiré y decidí seguirles. Uno, dos, tres y al agua. Sentí un cambio brusco de temperatura, pero empecé a nadar con fuerza con dirección del pelotón de nadadores, pero algo no andaba bien. No estaba sumergiendo mi cabeza para la expiración. Parecía un completo novato. 

Quise relajarme y empezar a nadar normalmente. Introduje  la cara en el agua. Me sorprendió su temperatura. Estaba heeelaaadaaa. No fui capaz de botar el aire ¡No tenía aire alguno que exhalar! ¡No estaba respirando! En ese momento descubrí que mi pecho estaba completamente cerrado y que estaba en serios problemas. 

Vi a una de las lanchas que acompañaba a los nadadores y de manera ingenua quise alcanzarla para que me ayuden. La lancha iba a la velocidad de los últimos nadadores que avanzaban rapidísimo. Me sentía muy cansado. Avanzaba con la cabeza sobre el agua como si nunca habría pasado por un curso básico de natación. La lancha se veía cada vez más lejos. Me rendí.  Era imposible alcanzarles.  

Debía regresar por mis propios medios. El muelle estaba lejísimo. Las mismas aletas que tanto me alejaron me tenían que sacar. No respiraba con normalidad y estaba haciendo todo el esfuerzo físico posible con brazos y piernas. Los familiares de los nadadores deben haber visto una escena muy patética. Mientras los chicos y chicas avanzaban con solvencia para darse la vuelta a la laguna, en el agua estaba yo, un novatazo con traje de neopreno y aletas, intentando no ahogarse.  Cuando llegué al punto de partida no podía pronunciar una palabra, estaba fundido, mis brazos estaban tan débiles que no lograba salir del agua.

Christian había sufrido el mismo percance pero regresó, de forma muy prudente, enseguida al muelle.  Parece que el brusco cambio de temperatura afectó nuestros organismos. Aquella sensación de ahogo que nuestra compañera de aventura y experimentada nadadora Mary (Ledesma) (en su primera aventura en Cuicocha) atribuyó a su ajustado traje pudo deberse a alguna contracción muscular  interna. Al sumergirnos de forma brusca al agua fría, sin una adaptación previa a la temperatura, produce un espasmo muscular que cierra de manera inmediata el pecho.

Segundo intento

Abandoné la idea de darme una vuelta de 4,5 km y volví al plan original.  Pero antes realicé "burbujitas" para asegurarme que podía exhalar dentro del agua. "Respirando, cualquiera," bromeé internamente.

Con el traje y las aletas sentía que me deslizaba con velocidad.  El agua era fría pero me sentí cómodo.  No pasó mucho tiempo y había llegado al islote.  Pensaba que ahí podría detenerme para algún descanso, pero solo veía vegetación y nada parecido al muelle de partida.  Dí media vuelta y emprendí el regreso.

Última vuelta

Aletas afuera, y otra vez al agua para recorrer los últimos 1 600 metros.  Delicioso, fui y regresé con mucha tranquilidad y con la seguridad de que este lugar sería nuestro sitio oficial de entrenamiento en aguas abiertas.

Mi amigo Richard parecía un habitante acuático del área. Se divirtió como enano y fue muy solidario con todos.  Christian logró vencer su temor inicial y logró ir al islote y regresar.  Habíamos terminado la primera mitad de nuestro entrenamiento. Habíamos completado 15 semanas de las 30 programadas para el día de la competencia ironman en noviembre de 2010.


De izquierda a derecha: Christian, Richard y yo

Fotos: Salomé Torres y Ángelo Chamba

4 de abril de 2023

MIS PRIMEROS 120 KM EN BICICLETA: QUITO - IBARRA | JUNIO 2009

Era la tercera gran larga en bicicleta. Jorge Hernández (nuestro entrenador y en esa fecha técnico nacional de la Federación Ecuatoriana de Ciclismo) había preparado para este mes una serie de sesiones que incrementaban el volumen hasta llegar a esta última sesión de trabajo que sobrepasaba los 200 km semanales.

La primera larga de 90 km la realizaríamos en la provincia de Cotopaxi en el tramo de la carretera que comprendía un circuito de 40 km, por el sector de Lasso. Esperábamos un recorrido plano pero en realidad era una bajada (sutil, pero bajada al fin) de 20 km y por lo tanto una subida de la misma distancia. Mary (Ledesma), Gaby (Saá), Richard (Erazo), Byron (Flores), Mario, Christian (Loaiza), Raúl (Manotoa) y yo (acompañados por nuestro entrenador Jorge) preparamos nuestros caballos metálicos y arrancamos alrededor de las 6h00. Mario y Byron tuvieron un percance al pasar las rieles del tren. Este incidente no afectó a sus bicicletas (ni a ellos) porque continuaron el entrenamiento como si nada. Al completar los primeros 20 km, en el punto de retorno, Christian ponchó su llanta delantera, pero la parchó rápidamente en la vulcanizadora que estaba a pocos metros del incidente.

Christian y Richard son muy fuertes, el tramo de retorno lo realizaron como si estuvieran en la bajada, y junto a ellos la fortísima Mary. Raúl está en otro nivel, desaparecía rápidamente en el horizonte montado en su hermosa Cervelo. Completamos la primera vuelta y arrancamos la segunda. 

El semáforo alrededor del kilómetro tres me separó del grupo, arranqué con fuerza apenas pude para tratar de alcanzarles pero un camión que iba a mi lado izquierdo iba a ser la causa de una peligrosa caída. El chofer, que seguro no me vio o esperó que le adivine su pensamiento, viró hacia su derecha para ingresar a un terreno. Jamás esperé esa clase de maniobra. Todo se puso en cámara lenta. Mi reacción fue frenar y curvar hacia el mismo lado derecho pero la caída fue inevitable. Quedé debajo del camión en medio de los gritos de algunas personas que estaban en ese lugar. Menos mal que los gritos hicieron que el camión se frene a raya. La llanta delantera se descentró y la trasera se desinfló. Mi casco estaba hundido. Si no lo llevaba puesto las consecuencias habrían sido graves. Terminé el entrenamiento al kilómetro 45. La noticia llegó de inmediato a mis colegas ciclistas que iban por delante. Se imaginaron lo peor. Subí la malograda bici al auto, me despedí de mis amigos ciclistas y con algunas heridas leves, consecuencia de la caída, regresé a casa a contar la anécdota.

El siguiente fin de semana debíamos subir 20 km, la tabla indicaba 110 km. La distancia intimidaba, así que toda la semana me preparé sicológicamente, especialmente porque no había logrado coordinar la logística para poder acompañar al grupo que realizaría la larga entre Cayambe e Ibarra. 

Realicé la sesión alrededor del parque La Carolina (más de 30 vueltas al circuito). Arranqué a las 4h30. No es que me guste madrugar, sino que era la única forma de tener menos tiempo de interferencia del pesado tráfico que se presenta desde las 6h00 en ese sector. No paré de pedalear sino hasta que un taxi se detuvo delante mío y al no tener la precaución de destrabar mi pedal frené y en lentamente me caí sobre la vereda. Me trocé algunos dedos de mi mano derecha pero la bici estaba intacta (solo se había zafado la cadena). Llevaba cerca de 60 km y tenía por delante todavía 50 más. Respiré profundamente, sacudí mi mano golpeada y otra vez sobre la bici. Después de cuatro horas de haber iniciado el entrenamiento había cumplido los 110 km. Tuve la sensación de satisfacción que conocemos todos los que nos enfrentamos a un reto que parece muy difícil pero que nos queda como una gran experiencia después de cumplirlo.

Para el siguiente fin de semana la distancia programada era 130 km. Mi plan inicial era rodar un poco más de 36 vueltas al circuito de La Carolina el domingo (las anteriores habían sido en sábado). Pedrito tenía un importante partido de fútbol el sábado a las 10h00 en la provincia de Imbabura. La sub9 de su colegio jugaba con la selección de la escuela del Tin Delgado en Ibarra. 

La tarde del viernes se me ocurrió la 'loca' idea de ir en la bicicleta desde mi casa (norte de Quito) hasta Ibarra. Si todo salía como pensaba arrancaría a las 4h30. Toda la familia (la flaca, Sofi, Salo, Pedro y Migue) me acompañaría y me cuidaría en carretera con el auto. Queríamos evitar un incidente similar al de mi caída en Lasso. A la altura de Guayllabamba me alcanzarían los ruteros triatletas donde esperaba que alguno se anime a iniciar su entrenamiento desde ahí en lugar de Cayambe.

Partimos de la casa a las 5h00 (30 minutos de atraso era poquísimo considerando toda la logística familiar requerida, pero Pedro debía estar en la Hostería del Tin antes de las 10h00 ¿Llegaría en menos de cinco horas?

Con la oscuridad de la madrugada, ni bien empezaba, me topaba con la primera cuesta y la primera bajada desde la Av. Eloy Alfaro hasta Calderón. Recorrí un tramo recto y cubrí otra bajada que pasa por el peaje a la salida norte de Quito y terminé en un puente antes de empezar una cuesta bastante pronunciada que sería el preámbulo de lo que sería este recorrido. Pasé Guayllabamba y después de alrededor de 30 km de la salida me alcanzaron Gaby, Byron, Mary, Richard y Christian (Mario nos dijo que esta semana no podría entrenar) que venían en dos autos junto con el profe Jorge. Los tres últimos se prepararon rápidamente y se unieron al periplo, no sin antes advertir que teníamos por delante dos grandes cuestas ¿Peores que las que ya subí? pregunté, y casi en coro contestaron que si.

Y si, unos pocos kilómetros después empezamos a escalar la primera. Uno, dos, tres... seis, siete, ocho kilómetros y seguíamos subiendo. Diez, once y Richard me dice que acababa de ver la marca que indica que falta un kilómetro para el 'premio de montaña', y en efecto un kilómetro más arriba llegamos... increíble... casi 13 kilómetros de subida. Me sentí como un Nairo Quintana. A continuación una bajada espectacular que poneía a prueba nuestras reservas de adrenalina y que nos permitió recuperar aliento. Al arribar a Cayambe se integraron al recorrido Gaby y Byron.

¡Solo falta la subida que llega antes del lago San Pablo! contaron los ruteros que ya habían realizado este recorrido la semana anterior. Nos encontramos con otra interminable cuesta. Con mucha resignación le contaba a Richard que se me terminaron los piñones (a medida que se endurece la cuesta los piñones nos permiten 'aplanarla', pero llegué al punto máximo de la bici). Creo que por solidaridad me dijo que a él también (aunque no tenía la menor señal de fatiga). Todo el esfuerzo se vio recompensado al coronar y después bajar y descubrir el hermoso paisaje del Lago de San Pablo. Ahora si solo quedan cuestas 'cortitas', dijo Richard.

A eso de las 9h15, nos encontraron los padres de los compañeros de equipo de Pedrito. Una de las madres de familia con claro dominio de las distancias y los tiempos se ofreció llevarle con ellos para que no se atrase ya que dudaba que a la velocidad de la bici llegue a tiempo. Un comentario no muy motivador pero que solucionaba la mitad del problema, la otra mitad era que toda la familia llegue antes que empiece el partido de fútbol.

El reto era de 130 km, pero eso implicaba no asistir al juego, así que decidí que la aventura terminaría a la entrada de Ibarra (cerca de la zona donde era el partido). Un poco más de cinco horas y cerca de 120 km después de haber salido de la casa llegué a Ibarra. A Christian y a Richard les quedaba todavía una hora de pedaleada. Subí la bici al auto, agradecimos mucho a Wendy (Calapaqui), quien gentilmente condujo el auto (la Flaca había sentido molestias en su pie recién operado) y empezamos a buscar la Hostería del Tin. Llegamos con la esperanza de al menos ver el segundo tiempo, pero uno de los papás nos dijo que en cinco minutos recién empezaba el juego. El plan salió a la perfección: culminé 120 km durísimos junto a mis compañeros de hobby y asistimos al partido de Pedrito ¿Qué más se puede pedir para una mañana deportiva familiar del sábado?

Foto: Flo Karr | Unsplash.com

29 de marzo de 2023

SEGUNDA MARATÓN DE LA SEÑORA QUE SE CASÓ CONMIGO | MIAMI 2010

Llegamos alrededor de las seis de la mañana a la zona de partida en el American Airlines Arena. Miles de personas estaban ya ubicadas dentro de los diferentes corrales. Fue el momento de despedirnos de Christian (Loaiza) y de desearnos éxitos en nuestra nueva aventura de 26,2 millas (42,2 Km).

Después de cinco minutos del arranque de los competidores en sillas de ruedas se dio inicio al ING Miami Marathon 2010. Un enorme grupo de corredores (la mayoría inscritos para la media maratón y, según los organizadores, la primera ocasión en que hubo más mujeres que hombres) cruzamos el puente MacArthur contemplando a los cruceros trasatlánticos que parecían los deslumbrantes edificios del downtown.

Llegamos a la famosa South Beach, pasamos por toda la Ocean Drive, salimos a la Collins y emprendimos el regreso al centro de la ciudad por el Venetian Causeway. Habían transcurrido 15 km y llevábamos el ritmo programado.

La primera media marcamos un promedio de 5'45"/km. Pasamos justo con el equipo de pacers de 4h00, pero sentí que la Flaca no iba a lograr mantener el paso. Hice un par de jaloncitos suaves para buscar correr con los 'conejos', pero en la cuesta después de la media Ximena disminuyó su ritmo. Por su manera de respirar deduje que sus pulsaciones estaban sobre su umbral anaeróbico, pero siguiendo los consejos de nuestro guía de atletismo, Raúl (Ricaurte), no emití una sola palabra al respecto, simplemente me uní a su ritmo y le acompañé. Era un hecho que no íbamos a mantener el paso de los primeros 21 km, así que renuncié a mi papel de pacer y me convertí en un testigo privilegiado de la gran batalla que libraría la Flaca.

Pasada la milla 19 (30 km), la Flaca ya no daba más, pero yo veía emocionado que Ximena hacía lo imposible por seguir. Cada abastecimiento era el momento ideal para parar, descansar y seguir en la lucha. Inclusive nos detuvimos para que pueda ir al baño. La corredora de Ruta 42 demostró una fortaleza admirable. Se le veía absolutamente agotada pero aprovechaba cada caloría que le quedaba de energía para intentar escaparse de la inmovilidad física y de la seguramente enorme cantidad de fantasmas mentales.

En la milla 23 (37 km) se le terminó todo el combustible. Se detuvo súbitamente, no quiso dar un solo paso más (luego me dijo que había visto lucecitas y que sintió que iba a desvanecerse) y se sentó. Le expliqué que podemos parar y descansar pero que no era buena idea sentarse. Le ayudé a levantarse, le tomé de su mano y caminamos muy despacio alrededor de media milla. No dije palabra alguna, solo avanzamos lentamente hasta que la misma Flaca empezó a trotar nuevamente. Pasamos la milla 24 (38,6 km) y la milla 25 (40,2 km). Quedaban menos de 2 km para la llegada y Ximena seguía mejorando su paso. Subió con gran ritmo el último puente y cuando faltaban menos de 50 metros nos tomamos de las manos para cruzar juntos la meta.

No cumplimos las marcas numéricas (nuestro tiempo fue de 4h20 con un ritmo promedio de 6'10"/km ... la diferencia con el reloj de la foto se debe a que éste marca el momento que arrancaron los atletas de élite, alrededor de tres minutos antes) pero las espirituales, las del alma, las de la solidaridad y compañerismo rompieron todas nuestras expectativas.

28 de marzo de 2023

¿QUIERES SER MÁS RÁPIDO? NECESITAS UN ENTRENADOR

Si alguien se preguntó si era el talento o un entrenamiento sistemático bien sustentado lo que hace que los atletas sean buenos, solo necesitan ver a Joshua Gordon, un mediador profesional de Boston.

El Sr. Gordon corría campo-traviesa en la universidad antes de parar completamente para dedicarse al béisbol.  Seis años más tarde, en 1999, decidió, casi como una broma, correr la maratón de Boston.  Se unió a un programa para aprender como correr largas distancias, un proceso que involucraba un incremento gradual de la distancia de sus corridas y un enfoque exclusivo en la longitud, no en la velocidad.

Terminó la maratón en un poco más de cuatro horas, no muy rápido para un hombre de 24, pero cumplió su meta.  "Estaba encantado", dijo.

Y así se encontró de regreso en las carreras, ingresando a competencias cortas, de 5 y 10 kilómetros.  Buscó entrenarse por su lado, pero nunca hizo algo particularmente bueno hasta que decidió ingresar a un entrenamiento serio y riguroso con la Boston Athletic Association.  Recibió entrenamientos dirigidos en pista una vez por semana y además podía correr con un grupo de atletas talentosos.

Pasó del grupo de corredores medios a ser alguien o que ganaba o que quedaba en los puestos estelares.  Y entrenó para correr todas las maratones de Boston de los últimos ocho años, siendo más rápido cada vez.  El lunes, marcó un tiempo de 2 horas 39 minutos 4 segundos, terminando en el puesto 161 entre 23 000 corredores.  Fue su mejor tiempo a pesar de la lluvia, del frío y de los calambres que tuvo en sus piernas y pies.

El Sr. Gordon encontró que el entrenamiento, si se lo hace de la manera correcta, es el mejor potenciador del rendimiento.  Todavía, parece, hay muy pocos atletas novatos que lo toman seriamente y muy pocos que lo hacen de forma correcta.  Los deportólogos y entrenadores dicen que la mayoría de la gente que quiere correr, nadar, ciclear o ir más rápido o mejorar en casi cualquier deporte no aprecian lo que puede conseguirse con un buen entrenamiento.

"La persona promedio que le gustaría mejorar probablemente no tiene un buen conocimiento de estos aspectos", dice James M. Pivarnik, un deportólogo de la Michigan State University.

El Dr. William O. Roberts, un especialista en medicina familiar de la University of Minnesota está de acuerdo.  Dice:  "Si su objetivo es finalizar, solamente necesita cubrir suficiente distancia.  Si su objetivo es ser más rápido, tiene que entrenar."

Hay programas de entrenamiento por todas partes –en revistas, libros, en el internet.  Pero eventualmente, dicen los deportólogos, la mayoría de la gente necesita guía de un grupo con entrenadores experimentados, como el que se unió el Sr. Gordon, o de entrenadores personales.

El entrenamiento, sin embargo, puede requerir tal compromiso que en el transcurso de los años puede decaer.  No en el Sr. Gordon, quien ama entrenar.  Y es ese amor al entrenamiento serio, dicen los entrenadores, lo que con frecuencia distingue a un buen atleta del mediocre.

"Cualquier gran atleta que consigue todo, donde sea, ama entrenar", dice Tom Fleming, mi entrenador y corredor élite de distancia que ganó dos veces la maratón de New York.

No es que el talento sea irrelevante.  Los atletas verdaderamente talentosos pueden ser mejores sin entrenamiento que mucha gente promedio que entrena.  Pero la mayoría de la gente no está en ese grupo élite, para ellos, el entrenamiento significa la diferencia entre un buen desempeño y uno pobre.

Carl Foster, un deportólogo de la Universidad de Wisconsin, La Crosse, dio un ejemplo de lo que puede hacer el entrenamiento.  Un hombre que corría pero no entrenaba podía completar 5 Km a un ritmo de 7:45 la milla (4:49/Km).  Si entrenaba por seis meses podría mejorar su ritmo  a 6:10 (3:50/Km).

Los más grandes progresos están en la gente no entrenada, dice Hirofumi Tanaka, un deportólogo de la Universidad de Texas.  El rendimiento de los "atletas de élite" está llegando cerca del techo o del límite superior", dice.  "No hay mucho espacio para mejorar".

Pero inclusive la gente que está empezando llega a sus límites dentro de esos seis meses.  Después de esos, las ganancias reales son incrementales y difíciles de conseguir.  Pero la gente retroceder si afloja su entrenamiento.

Muchos descubren que necesitan un programa con entrenadores experimentados, como el grupo del Sr. Gordon, para tener éxito.  El arte de dirigir está en mantener a los atletas en un equilibrio delicado, tensionando sus cuerpos para fortalecerlos pero aflojando antes de que se lesionen.

"¿Cuál es la condición pico?" pregunta el Dr. Pivarnik, el deportólogo.  "Está a un paso de la caída al abismo."

Y no importa lo bueno que sea el entrenador o el programa de entrenamiento, las lesiones son inevitables.

"El momento que digo que quiero poner un número en mi pecho, es cuando empiezo diciendo que acepto el riesgo de la lesión", dice el Dr. Foster.  "Es una decisión que la gente hace y creo que es buena.  Pero debe aceptarlo.  El entrenamiento no es totalmente inocuo".

Después está la pregunta sobre cuáles aspectos de la fisiología de una persona se pueden mejorar.  El entrenamiento afecta tanta a la capacidad del corazón para bombear sangre como a la capacidad del cuerpo para usar apropiadamente esa sangre.  Puede realizar entrenamiento cruzado –realice otros deporte para aumentar su ritmo cardíaco– para regular como bombea su corazón.  Pero para mejorar la capacidad de sus músculos para usar la sangre, debe entrenar haciendo ese deporte.

"Si está entrenando para correr, necesita correr", dice el Dr. Roberts.  "Si está entrenando para patinar, necesita patinar".

En general, dice el Dr. Pivarnik, aquellos que tienen una capacidad innata para desarrollar un gran estado físico cardiovascular son los mejores atletas.  Pero también dice que existen grandes atletas que a pesar de su deficiencia relativa logran significativos incrementos en su forma aeróbica a través del entrenamiento de sus músculos para que usen del 85 al 90 por ciento de su capacidad por períodos prolongados de tiempo.

El Dr. Pivarnik ve esto anualmente cuando él y sus colegas realizan pruebas en los equipos de baloncesto y hockey.

"Corren y patinan, y juegan a la misma velocidad", dice.  "Se pensaría que todos tendrían la misma capacidad aeróbica.  Pero no".

Los entrenadores y los deportólogos advierten que se puede necesitar un largo período de entrenamiento sustentado y consistente para alcanzar su potencial.

Eso es lo que pasó con Lara Johnson, una estudiante de 28 años graduada en Boston.  Una corredora en la secundaria y universidad, entrenó seriamente para su primera maratón de Boston en el 2007, terminando en 3:12.  Siguió entrenando, y el año pasado, a pesar de estar lesionada de enero a marzo, terminó la maratón en abril en 3:11:38.  El tiempo de este año fue de 2:58:33, terminando en el puesto 55 entre las mujeres.  "Tomó años", dice la Sra. Johnson.  "La mayoría del tiempo el cuerpo está progresando.  El entrenamiento debe ser consistente en lugar de solo para una sola carrera.  He pasado por una serie de límites.  Soy más rápida de lo que era en la universidad."

La Sra. Johnson dice que mejoró tanto que tiene una nueva meta: calificar para correr la maratón en las próximas pruebas olímpicas de los EEUU.

"Solo ha sido desde el año pasado que finalmente llegué al punto donde puedo decir eso", dice la Sra. Johnson.

Artículo original:  Want to Go Faster? You Need a Trainer (Gina Kolata/NYTimes)

Foto:  Artem Horovenko | Unsplash.com

10 de marzo de 2023

CUANDO ENTRENAS ES FUNDAMENTAL EL DESCANSO

PREGUNTA A RUNNNER´S WORLD:

Recientemente empecé a entrenar para una maratón y he leído que son muy importantes los días de descanso.  Sin embargo, me parece que correr después de los días de descanso es agonizante  – me siento lento y cansado  ¿Son absolutamente mandatorios los días de descanso? o ¿está bien realizar entrenamiento cruzado en mis días de "descanso"?

RESPUESTA DE RUNNNER´S WORLD:

Los días de descanso son muy importantes.  Lo que muchos atletas nuevos no entienden es que el efecto del entrenamiento ocurre mientras descansan – no mientras entrenan.   Así que, hay que ser igual de diligente en el descanso como en el entrenamiento.

Tenía un amigo que acostumbraba tomar el tiempo de sus días de descanso.  Si había entrenado por una hora en la mayoría de los días, "descansaba" una hora en sus días de descanso.  Permanecía en su sofá, activaba el cronómetro, y descansaba por una hora.  Solía enloquecer a su esposa.

Al mismo tiempo, también existe un valor en el "descanso activo" y el entrenamiento cruzado.  La cantidad de descanso y tiempo de recuperación cambia con la edad.  Si tiene menos de 40 años puede espaciar 24 horas entre los entrenamientos.  Después de los 40, necesita más, alrededor de 48 horas.

Si puede encontrar actividades –como ciclismo, natación o entrenamiento de fuerza– que le hacen sentir mejor y más descansado, realícelas.

Lo que si necesita es al menos un día puro de descanso, para dejar que su cuerpo, su mente y su espíritu tengan algo de tiempo libre.

Artículo original: Rest and Recovery  | John “the Penguin” Bingham | Runner's World

Foto: Gabi Repaska | Unsplash.com



2 de marzo de 2023

SOBRE LAS DECISIONES Y LAS CONSECUENCIAS

Puede escoger sus acciones o puede escoger sus consecuencias, pero no puede escoger ambas

Cuando escoge su acción, las consecuencias son el resultado de su voluntad  ¿Escoge beber en lugar de estudiar?  La consecuencia estará ligada al fracaso  ¿Escoge pasar con sus amigos en lugar de asistir al recital de su hijo?  La consecuencia estará ligada a la pérdida de la confianza de su hijo y a la posible pérdida de respeto de su esposa y el resto de la familia  ¿Escoge manejar demasiado rápido?  Existe una buena oportunidad de que sufra un accidente, una herida e inclusive de que muera o mate.

O puede escoger las consecuencias.  Si lo que desea es tener éxito en su trabajo, seguramente tiene una muy buena idea de las acciones que debe realizar.  Con certeza dar prioridad al trabajo sobre la pereza es parte de ellas.  Si el éxito académico es la consecuencia que desea disfrutar, su plan de acción es claro: se necesita cierta cantidad de estudio y organización.  Quizás  busca construir una relación positiva y cariñosa con sus niños.  Va a tener que separar una cierta cantidad de tiempo para eso, inclusive a expensas de otras cosas que le podrían gustar hacer.

Solo puede escoger uno u otra.  No puede escoger beber y farrear y que la consecuencia sea éxito automático.  No puede escoger ser flojo en el trabajo y que la consecuencia sea una promoción.  No puede escoger gastar el dinero de manera frívola y que la consecuencia sea tener suficiente reserva para los momentos de emergencia.

Lo que sea que haga, acepte su elección.  Si escoge mal, acepte la responsabilidad por las consecuencias de eso.  Si desea actuar de acuerdo a algo deseado en lugar de desviarse del camino, acéptelo también – no se patee o deje que otros lo hagan, por su compromiso.

No es malo que la gente actúe por el momento y realice malas elecciones; lo que se ve mal es que se sorprenda por no conseguir lo que querían.  No sea esa clase de persona: si no puede aceptar las consecuencias de sus acciones, no las haga.  No importa lo que haga, recuerde: la elección es suya.

Artículo original: Choices and Consequences | Dustin Wax | LifeHack.org

Foto: Javier Allegue Barros | Unsplash.com

28 de febrero de 2023

POR QUÉ ES MEJOR ENTRENAR EN LAS MADRUGADAS



Hay muchos beneficios de realizar ejercicio en las madrugadas, aunque resulte difícil al principio.  Veamos algunas razones por las cuales ejercitarse en la mañana puede ser bueno para usted.

1. El ejercicio al final del día es fácil de aplazar

Después del trabajo o la escuela, estamos cansados y lo único que queremos es relajarnos.  La gente que se ejercita en la mañana generalmente descubre que es menos propensa a saltarse sus entrenamientos después que consiguió el hábito.  Tiene todo el día por delante y no estará en el modo de descanso en la mañana.

2.  Los ejercicios matutinos incrementan su metabolismo

Una de las mejores razones para saltar de la cama en la mañana para algún entrenamiento cardio o de fuerza es que estará dando a su metabolismo un arranque para toda esa actividad.  Mejor aún, los efectos duran a lo largo del día, así que estará quemando grasa estando sentado en el escritorio.  Es una gran manera para empezar su día.

3.  Está entrenando a su cuerpo para estar con más energía

Cuando consigue fijar la rutina de ejercicio en la mañana, su cuerpo empezará a anticipar esto.  Después de pocos días, o de un par de semanas, su cuerpo empezará a producir endorfinas justo en el momento de levantarse.  Eso significa que empezará a sentirse menos somnoliento y a estar más alerta.

4.  Su cerebro le agradecerá

Si necesita afinarse mentalmente para un gran día de trabajo, el ejercicio es muy bueno para su cerebro.  Todos esos químicos buenos que libera el ejercicio a su torrente sanguíneo ayudarán a su cerebro a funcionar mejor.  No se notará al principio, pero verá una gran diferencia en como se siente en el día después de entrenamientos matutinos regulares 

5.  Dormirá mejor

El ejercicio al final del día tiende a interrumpir sus ciclos corporales.  Todos los beneficios mencionados arriba estarán ocurriendo, pero sucederán muy tarde en el día.  Puede que descubra que está demasiado atado a ir a la cama si su ejercicio es demasiado tarde en el día.  Todo ese incentivo cerebral y metabólico se desperdiciará.  Al pasar a los ejercicios matutinos su cuerpo estará listo para ir a dormir profundamente al final del día.

Artículo original:  5 Reasons to do Early Bird Exercising | WeightLadder.com

Foto: Linda Xu | Unsplash.com

27 de febrero de 2023

MANTRAS PARA TUS ENTRENAMIENTOS Y COMPETENCIAS

Cuando entrena debe estar mentalmente preparado para las conversaciones internas y para los pensamientos negativos.  Kara Goucher (tercera en la maratón de Boston 2009) se motiva con palabras poderosas mientras corre, al igual que muchos aficionados que también tienen algunos mantras para sus entrenamientos:

  • "Puedes hacerlo.  Eres muy fuerte.  Renunciar no es una opción".
  • "Puedo hacerlo.  Soy fuerte.  Puedo hacerlo.  No es tanta distancia".
  • "No quieres ser gordo otra vez así que no pares".
  • "Respira. Respira y todo cambiará".
  • "El dolor es una sensación; las sensaciones son para disfrutarlas".

Hay pensamientos que inspiran y ayudan a terminar un entrenamiento o una competencia:

  • Si paro lo lamentaré.
  • Si paro ahora será más difícil la próxima vez.
  • Esto solo será un recuerdo dentro de unos pocos segundos/minutos.
  • Cada paso/repetición me vuelve más fuerte/rápido (escoja el adjetivo que se adapte a su meta)
  • En pocos minutos todo habrá terminado al igual que el dolor.
  • Será más fácil solo si logro dominarlo.
  • Esto no es más difícil de todo lo que ya he hecho.
Artículo original:  Workout Mantras | FitSugar.com
Foto: Mohammad Alizade | Unsplash.com

23 de febrero de 2023

RECOMENDACIONES PARA TU ENTRENAMIENTO DE NATACIÓN PARA TU PRIMER TRIATLÓN

Los principiantes del triatlón tienden a no preocuparse mucho de las pruebas de atletismo y de ciclismo de la competencia, aunque de hecho requieren de una fuerte preparación.  Correr y ciclear para los principiantes, sin embargo, son actividades familiares de la niñez, y no son tan extrañas como la natación.  La natación siempre ha estado limitada a los meses de verano o a aquellos con acceso a piscinas cubiertas.  De niños nadarían más por diversión que para competir en una carrera, como lo harían al correr o al ciclear.  Como resultado, los principiantes descubren que la natación requiere el más grande enfoque en las primeras etapas del entrenamiento.  A continuación algunas recomendaciones para el entrenamiento de natación para su primer triatlón.

Lo  primero y más importante, necesita sentirse cómodo en el agua y esto pasará nadando, nadando y nadando.  No existe otra forma para conseguir comodidad que ingresar al agua y simplemente dejar que suceda.  Mientras más cómodo se sienta en el agua, mejor se desempeñará en el entrenamiento y en su primer triatlón.  No tiene nada de malo en sentirse nervioso cuando nade, pero debe superar esta etapa para tener éxito.

Aunque el estilo de natación es puramente una materia de preferencia en algunas situaciones, debería estar preparado en el estilo libre que es el ideal para cubrir distancias en poco tiempo.  Aunque puede combinar una variedad de estilos diferentes, el mejor para empezar para el entrenamiento de trialtón es el libre.

Cuando está nadando estilo libre en la piscina, debería hacer la escalera, lo que significa que debería simular que está subiendo por una escalera mientras se desplaza en el agua.  Este es un movimiento poderoso cuando está aprendiendo a nadar para el triatlón.  Le ayudará a desarrollar su alcance y su brazada inferior debido a que la eficiencia es la clave en este deporte.  Si nada de manera ineficiente, está forzando a su cuerpo a realizar más trabajo del necesario y esto le cansa más rápido.  Mantenga su cuerpo lo más cerca de la escalera imaginaria, los codos altos a medida que se hala usted mismo por el agua.  Si empuja a través del agua y sus brazos están totalmente extendidos, su brazada es ineficiente.

Artículo original:  Swimming for your First Triathlon | SwimBikeRunner.com

Foto: Tilly Jensen | Unsplash.com 

22 de febrero de 2023

APRENDA COMO ENFRIARSE DESPUÉS DE SU ENTRENAMIENTO



La mayoría de nosotros terminamos nuestro entrenamiento y lo único que queremos es parar y relajarnos.  Sin embargo, si de manera repentina pasa del estado de entrenamiento a sentarse como un bulto más, está incrementando sus posibilidades de lesión y de dolor pos-entrenamiento.  Así como calienta y estira antes de entrenar, va a necesitar enfriarse de la misma manera.  A continuación algunas recomendaciones que le ayudarán a enfriarse de forma apropiada después del ejercicio.

1.  Siga moviéndose

Su ritmo cardíaco estará alto después del entrenamiento y puede sentirse un poco mareado, si recién está empezando en una rutina de puesta en forma.  Ésto por supuesto nos lleva a muchos de nosotros a sentarnos y tratar de encontrar equilibrio.  La mejor cosa que puede hacer, no obstante, es seguir moviéndose.  Esto le da a su corazón la oportunidad para bajar sus pulsaciones de forma normal y lenta y les dará a sus músculos la oportunidad para relajarse.  Trate de caminar por unos veinte minutos a un paso lento y cómodo.

2.  Disminuya durante el ejercicio

Una de las maneras más fáciles para incorporar un período de enfriamiento es hacerlo durante la rutina de ejercicio.  Esto es muy bueno si tiene una agenda con tiempo limitado y no tiene esos veinte minutos extras para el adecuado enfriamiento.  Al final de su rutina de ejercicio empiece a disminuir sus movimientos de forma deliberada.  Realice sus estiramientos finales dentro de la rutina de ejercicio y termine.  Al final de su entrenamiento, en lugar de tener un corazón acelerado, éste debería regresar a su ritmo normal.

3.  Empiece el estiramiento

Una vez que ha realizado el entrenamiento, va a necesitar hacer algunos estiramientos largos para enfriarse.  Piense en los movimientos que realizan los gatos para inspirarse.  Sostenga cada estiramiento por alrededor de 15 segundos, o más si se siente bien.  No debe preocuparse en toparse la punta de los pies o realizar estiramientos que halen demasiado sus músculos.  Lo que aquí está haciendo es soltando los músculos y dándoles la oportunidad de regresar a la normalidad de manera lenta.

4.  Use el combustible correcto pre-entrenamiento

Una de las mejores maneras para recuperarse después del ejercicio es asegurarse de tener el combustible correcto en su cuerpo de antemano.  Una deficiencia de sal, potasio y proteína puede ocasionar calambres musculares.  Intente comer una media hora antes del ejercicio.  No hablamos de una cena completa, pero si una pequeña de unas 100 calorías, un refrigerio bien balanceado que le dará a su cuerpo lo que necesita para el entrenamiento.  Descubrirá que se sentirá mucho mejor cuando termine.  No se olvide de tomar mucha agua también, ya que perderá una buena cantidad durante su rutina de entrenamiento.

5.  Vístase de forma apropiada

Uno de los más grandes errores que comete la gente es ir directamente después del gimnasio al auto, sin importar el tipo de clima.  Si está frío, pondrá mucho estrés a su cuerpo y muy probablemente sufrirá calambres.  Debe vestirse de manera apropiada con el clima para asegurarse de enfriarse lentamente y de manera correcta.

 Artículo original:  5 Steps to Cool Down the Right Way After Exercise | Weight Ladder.com

Foto:   Bluewater Sweden | Unsplash.com

16 de febrero de 2023

¿DEBEMOS ENTRENAR A RITMO LENTO O A RITMO DE MARATÓN?


Pregunta a los expertos:

"Mi compañero de entrenamiento es más rápido que yo, pero su entrenamiento es invariablemente más lento de lo que me gustaría hacer.  Se que lo hace a propósito porque nunca le gusta presionarse durante los entrenamientos de las largas.  Sin embargo, me molesta porque siento que no puedo mejorar a menos que experimente el ritmo de maratón durante la práctica.  He tratado este tema con él, pero no está de acuerdo porque considera que tiene la razón  ¿Debo dejar de entrenar con él o al menos durante las sesiones que quiero hacerlas más rápido?"

Respuesta de Runner's World:

Ambos tienen la razón.  Correr lento y correr a ritmo de maratón son los componentes clave para mejorar el tiempo de sus carreras.  El principio más difícil de dirigir con los maratonistas es el esfuerzo largo y lento.  Si corre todas sus largas lo más rápido posible, está en esencia compitiendo cada semana y al final terminará cansado para el día de la carrera y dejará lo mejor en el recorrido del entrenamiento.  Por el otro lado, si corre todos los entrenamientos de resistencia al mismo ritmo lento, no tiene la oportunidad de adquirir las destrezas de ritmo para sintonizarse en su paso el día de la competencia.  Y si desea correr rápido, debe practicar a ese ritmo.  La mayoría de la gente entrena en la mitad – en lo que se llama el "ritmo la-la", que es demasiado rápido para ser lento y demasiado lento para ser rápido.

La clave es incorporar entrenamientos largos y lentos a si como también entrenamientos a ritmo de maratón.  Considero que hay más mejoría con ritmo lento (corriendo con su compañero) y enseñando a su cuerpo a pasar más tiempo sobre sus pies y mejorando a las encimas que queman grasa.  Su cuerpo se recuperará de semana a semana de forma más eficiente porque no está martillando el paso y por lo tanto será capaz de correr más rápido durante más tiempo.  Su compañero puede también beneficiarse de alternar con algunos entrenamiento a ritmo de maratón.  La clave es el equilibrio.  Así que, después de todo, pueden correr juntos.

En la fase inicial de su entrenamiento de maratón, dedique un entrenamiento de velocidad a ritmo de maratón de 6-8 km.  De forma gradual incremente esto durante 4-5 semanas hasta alcanzar los 11-13 Km y después incorporar de 5-6 Km kilómetros a ritmo de maratón en las largas (16-20 Km).  Asegúrese de calentar a ritmo fácil antes de fijar el ritmo de competencia.  Recuerde que no se busca competir en las 'largas' sino practicar un ritmo específico de maratón.  Ir más rápido afecta el propósito.  Limítese de tres a cuatro corridas a ritmo de maratón y no más de 16 Km a ese ritmo.  Es como añadir picante a la comida; si pone demasiado arruinará la receta.

Artículo original: Marathon Pace Workouts  (Jenny Hadfield/Runner's World)

Foto:  Jakob Owens | Unsplash.com