20 de septiembre de 2013

Uno es ninguno | 35k de Lloa

El domingo antepasado fuimos a Lloa a reconocer el sitio de la competencia de 35 km y verificar que desde nuestra casa nos tomaba cerca de una hora llegar. Este domingo salimos a las 6h00 y arribamos una hora antes de la señal de partida.

Nos encontramos con otros locos y locas amantes del 'trekking' quienes tiritando del frío nos contaban sus expectativas. Cuando ultratletas como Denisse (Nankervis) y Richard (Erazo) comentaron que "solo" correrían 20k porque no habían entrenado adecuadamente, la Flaca me dijo "parece que otra vez nos metimos en la distancia equivocada". Un par de carcajadas aliviaron la preocupación, pero estábamos conscientes que el entrenamiento había sido mínimo. Tres días a la semana de no más de 60 minutos y muchas semanas sin largas (que no pasaron de dos horas) no era la preparación física que exige una carrera en montaña de más de 35 km. 

La competencia arrancó a las 8h15. 120 competidores nos dirigimos hacia las primeras subidas a campo traviesa. Atravesamos los campos y las colinas del sector de Lloa por sitios sin senderos marcados.  Ximena iba por delante a ritmo moderado pero constante. Los primeros descensos los realizó con mucha solvencia. Sin duda, los bastones son la herramienta perfecta para estas peripecias.





Luego de cinco kilómetros de subir, bajar y subir llegamos al camino al Pichincha. Debíamos trepar cuatro mil metros más para llegar al punto más alto de toda la ruta, cerca de 3 700 msnm.  La Flaca iba unos 15 m por delante.  Sabía que en las bajadas la alcanzaba, así que decidí ahorrar toda la energía posible.  En un corto descenso hacia una pequeña quebrada pasamos por matorrales espesos. Al llegar al punto más bajo debía decidir entre seguir por las piedras del riachuelo o virar a la izquierda. Tomé el sendero de la izquierda, pero luego de unos 10' descubrí que estaba en el camino errado. Los que iban por delante ya habían coronando la colina de al frente.

Con resignación regresé al riachuelo, lo crucé y continué con el reto. La diferencia con Ximena era de unos 25 minutos. No me sentía con la energía suficiente para tratar de alcanzarla. Ni siquiera con ánimo para terminar la competencia. Cuando el cuerpo no está preparado, la mente se encarga de recordártelo a cada paso. 

A partir del kilómetro 17 hubo un descenso de unos 3k que lo bajé rápido.  Pero después de los 20k había seis de subida. Tenía muy pocas ganas para continuar y al pasar un taxi estuve a punto de pararlo.  Alrededor del kilómetro 22 logré divisar a la Flaca. Se me pasó todo el cansancio. Las sensaciones de rendición se convirtieron en sentimientos de tranquilidad y motivación.  Estábamos a 13 km de la meta, pero juntos lo íbamos a lograr.

Foto de Gabriel Cadenas
A la altura del kilómetro 23 nos topamos con Gabriel Cadenas que después de disparar su espectacular equipo fotográfico nos brindó todo su apoyo. Nos entregó agua, jugo, plátano, etc.y nos animó a continuar. Pero no se atrevió a darnos muchos detalles de lo que venía por delante.  

A menos de cinco kilómetros de la meta se acercó Santiago Gross de Ziró. Nos traía abasto. ¿Qué desean? ¿Agua, fruta, cola? ¡Espectacular! Quedamos impresionados y muy agradecidos.  

Llegamos a la meta alrededor de las 14h30. Ahí estaba esperándonos todo el equipo organizador.  Nos recibieron con gritos, flores, medalla, pan, fruta… ¡Grandes! 

Fue una competencia durísima que nos hizo pagar nuestro pobre entrenamiento pero que nos permitió comprobar que uno es ninguno y que juntos podemos superar lo que se nos ponga por delante.

¡Linda carrera! ¡Bien organizada! Estoy seguro que los pocos detalles por corregir serán solucionados para la siguiente parte de este desafío. ¡Felicitaciones a los responsables de El Desafío RUN Series!


Foto de Gabriel Cadenas
Foto de Gabriel Cadenas
¡Carpe Diem!



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