Artículo original: Launch a fiery campaign to reinvent newspapers
Y después alguien trajo una gallina dentro de la sala de redacción.
Un letrero atado al ave decía: "Traído por un sacerdote de santería ... para salvar nuestros trabajos. Haga una ofrenda."
El ave, fue puesta la semana pasada en una banco de los archivadores en la sala de redacción del Miami Herald junto a flores dibujadas, vino, monedas, mentas, muñecos, caramelos, velas y otras ofrendas. Unos días después, The McClatchy Company, dueña del Herald, anunció que recortaba a su fuerza laboral en un 10%. En el Herald, significó 190 empleos de los diferentes departamentos del periódico.
Así que si la santería – una combinación del catolicismo y la religión Yoruba de África Occidental – tenía algunos milagros por hacer, iba a estar bastante ocupada.
No es que sea solo el Herald. Virtualmente todos le periódicos van por el mismo camino: reduciendo los márgenes de utilidad, declinando en la circulación, recortando al equipo humano y con la moral a niveles de subterráneo mientras lo periodistas tratan de descubrir como salvar al periódico estadounidense.
Pero he llegado –de mala gana– a creer que no podemos. En su lugar debemos hacerlo explotar.
Hacerlo de otra forma es como tratar de guardar los álbumes en una era donde la música se descarga a los iPods, tratar de guardar películas en una era donde todas las cámaras son digitales. La gente no dejará de escuchar música o tomar fotos, pero los nuevos de métodos para hacerlo están tan evolucionados que todos aquellos que estaban en el negocio de la venta de música o fotos tuvieron que adaptarse o morir.
Los que estamos en el negocio de vender noticias tenemos que adaptarnos. Si, todos los periódicos tienen un portal de Internet. Algunos, como el Herald, también tienen servicio de TV y radio. Me refiero a algo más: un cambio radical de enfoque.
Todavía tendemos a considerar a nuestros portales como complementarios a nuestra misión primaria de producir periódicos. Pero admito que nuestra misión primaria es reportar y comentar las noticias y que es el periódico el que se ha convertido en auxiliar.
Así que tal vez no deberíamos considerar al Internet como una cosa extra que hacemos, sino como la principal. Quizás deberíamos maximizar el hecho de que conocemos nuestras ciudades como nadie más. Quizás no deberíamos hacer de nuestros portales como simples recreaciones de nuestros papeles, sino entidades con sus propios derechos, portales de destino para aquellos que quieren noticias y opiniones sobre una determinada ciudad pero también para aquellos que quieren encontrar un buen doctor en esa ciudad, o aplicar para un empleo en esa ciudad o encontrar a los líderes de la ciudad o investigar sobre la historia de esa ciudad. Y después quizás deberíamos contratar a la gente brillante que descubrió como lograr que Yahoo y Google sean rentables y preguntarles como hacer a nuestros portales rentables, también. Quizás – una idea hereje – es tan simple como pedir a los lectores online que paguen por el producto, como lo hacen nuestros otros lectores.
Si es un conocedor de la ironía, podría encontrar divertido que este argumento provenga de un tipo que recientemente escribió que el Internet está erosionando nuestra capacidad de enfoque. Bien permítanme decir esto: encontré recuerdos de mi adolescencia en L.A. con el luchador (y ya difunto) Herald-Examiner y mucho de lo que conzco acerca de escribir una columna viene de Al Martinez del Times, así que nada de esto es fácil para mi. Como mucho de los periodistas de impresos, soy un sentimental acerca de los periódicos. Pero también soy sentimental acerca del alimento.
Hace algunas semanas, Carl Sessions Stepp, editor senior del American Journalism Review, publicó un llamado a las armas, un ensayo exhortando a parar de llorar por el estado de su industria y a lanzar una fuerte campaña para reinventarla y salvarla. Considere esto como una manera de secundar esta moción.
No se como sea en la santería, pero en la tradición judeo-cristiana tenemos un dicho: Dios ayuda a quien se ayuda.
Apuesto que la gallina estaría de acuerdo.
No se ve lejos y faltarán algunos años todavía, pero todos los medios impresos actuales de difusión pública, incluidos los libros, más un sin número de utilidades adicionales, serán digitales y en línea a nuestros dispositivos personales móviles...no cabe la menor duda.
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