26 de julio de 2010

Nadando En Aguas Abiertas En La Laguna Del Cuy (Cuicocha - Ecuador)





Fotografías:  Salomé Torres






Esta era la 'conversación' por correo electrónico (el martes) con Christian previo al entrenamiento de natación en el lago de Cuicocha  (a 120 Km al norte de Quito y más de 3 000 msnm):
  • CL:  Acabo de leer que Cuicocha si tiene fondo ... es de APENAS 180 metros ...
  • RT:  ¡AAAhhhh!  Ahora si me quedo más tranquilo ...
  • CL:  o sea ... con mucho esfuerzo pero si se pueden encontrar los cuerpos ... salvo que ahí también viva algún lagarto como en Chongón o talvez pirañas mutantes que soporten bajas temperaturas o cangrejos criminales como la canción de Héctor Napolitano.
  • RT:  El problema es que el autor de la nota que leíste no se enteró que Cuicocha está en el cráter de un volcán y que los cuerpos pueden salir en la próxima erupción del Tungurahua ... y ahí si va a ser difícil identificarlos.
  • CL:  La solución es hacernos un mapeo genético hasta el viernes y nadar con esas placas de identificación que usan los militares
  • RT:  Pero les tendremos que grabar en grafito o diamante porque a la temperatura de la lava, fusión segura.
Ese era nuestro ánimo antes de realizar nuestro primer entrenamiento en aguas abiertas en la hermosa laguna de Cuicocha. Reorganizamos la tabla de entrenamiento, cambiamos la jornada de bici + larga de trote del domingo para el viernes, y trasladamos el entrenamiento de natación para ayer.

Richard acompañado de Martha, Christian con Wendy y yo con la flaca y nuestros cuatro hijos llegamos cerca de las 07h00 al sitio que se ha convertido en el lugar de entrenamiento de los triatletas, donde, a pesar a pesar de la baja temperatura del agua (alrededor de 13ºC), no tiene los problemas de contaminación de sitios que están a menos altura como San Pablo o Yaguarcocha.  


Día de competencia


Había una inusual cantidad de gente. Habíamos escogido, sin saber, el día en el cual la ciudad de Cotacachi organizaba la 14a. travesía al lago de Cuicocha.  Los competidores partirían del muelle y girando en sentido horario alrededor de los islotes completarían una vuelta de 4,5 Km.

La mala noticia era que estaba prohibido el ingreso al lago.  Debíamos esperar cerca de cuatro horas.  Si queríamos nadar en ese momento teníamos que ser parte del evento. Así que nos pusimos en la fila de registros y nos inscribimos.

Primer intento

Nos apuramos a ponernos nuestros wetsuit y nos acercamos lentamente al muelle.  Al estar con los gorros de competencia estábamos oficialmente dentro de la carrera.

El plan era ingresar al agua con el traje de neopreno y con aletas, nadar hacia el islote del centro (a unos 800 m del muelle) y regresar. De acuerdo a nuestras sensaciones repetiríamos la distancia (queríamos completar alrededor de 3 000 m).  Me dije, estoy con traje de neopreno y aletas y he entrenado con constancia en la piscina, así que porque no aprovechar la logística de la competencia e intentar darme una vuelta al lago.

Christian y Richard en el muelle

Uno, dos, tres y al agua ... sentí un cambio brusco de temperatura, pero empecé a nadar con fuerza con dirección del pelotón de nadadores.  Sin embargo, algo no andaba bien ... no estaba sumergiendo mi cabeza, parecía un completo novato.  Quise relajarme y empezar a nadar normalmente ... introduje  la cara en el agua (estaba heeelaaadaaa) y no fui capaz de botar el aire ... ¡no tenía aire alguno que exhalar! ... ¡no estaba respirando bien! ... En ese momento descubrí que mi pecho estaba cerrado y que debía hacer algo.  Vi a una de las lanchas que acompañaba a los nadadores y decidí alcanzarla para que me ayuden.  Me sentía muy cansado, porque estaba avanzando con la cabeza sobre el agua, pero la lancha se veía cada vez más lejos.  Era imposible, no iba a conseguir ayuda.  Debía regresar por mis propios medios.  Veía que el muelle estaba lejísimo, pero era la única opción, las mismas aletas que tanto me alejaron me tenían que sacar.  No respiraba con normalidad y estaba haciendo todo el esfuerzo físico posible con brazos y piernas.  Cuando llegué no podía pronunciar una palabra, estaba fundido, mis brazos estaban tan débiles que no lograba salir del agua.

Christian había sufrido un impacto similar, pero prudentemente se metió al agua pero no partió.  Parece que el brusco cambio de temperatura afectó nuestros organismos. Aquella sensación de ahogo que nuestra compañera de aventura y experimentada nadadora Mary (en su primera aventura en Cuicocha) atribuyó a su ajustado traje pudo deberse a alguna contracción muscular  interna.

Segundo intento
Uno, dos, tres ... y al agua.  Abandoné la idea de darme una vuelta y volví al plan original.  Pero antes realicé "bubujitas" para asegurarme que podía exhalar dentro del agua. 

"Respirando, cualquiera," bromeé internamente.  Con el traje y las aletas sentía que me deslizaba con velocidad.  El agua era fría pero no tanto.  No pasó mucho tiempo y había llegado al islote.  Pensaba que ahí podría detenerme para algún descanso, pero solo veía vegetación y nada parecido al muelle de partida.  Debía dar media vuelta y emprender el regreso.


Última vuelta


Aletas afuera, y otra vez al agua para recorrer los últimos 1 600 metros.  Delicioso, fui y regresé con mucha tranquilidad y la seguridad de que este lugar será nuestro sitio oficial de entrenamiento en aguas abiertas.



Richard parecía un nativo del área, se divirtió como enano y fue muy solidario con todos.  Christian logró vencer su temor inicial y logró ir al islote y regresar.  Terminamos la primera mitad de nuestro entrenamiento (15/30 semanas) y el martes arrancamos con la sesión de trabajo [-15].


Richard y yo. Fotografía de Diario HOY/Angelo Chamba

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