17 de octubre de 2010

Cinco lecciones sobre como tratar a las personas


Artículo original:  Five Lessons on How to Treat People (itstimtime.tumblr.com)

1.  "Conozca a la señora que limpia"
Durante mi segundo mes en la universidad, nuestro profesor nos pidió llenar un cuestionario.  Era un estudiante consciente y contesté todas las preguntas hasta que leí la última: "¿Cuál es el primer nombre de la mujer que limpia la escuela?

Seguramente era algún tipo de broma.  Había visto a la mujer de la limpieza varias veces.  Era alta, de pelo obscuro y de unos 50 años, pero ¿quién podía saber su nombre?  Entregué el cuestionario dejando esa pregunta sin contestar.  Justo antes de que la clase finalice, un estudiante preguntó si esa pregunta contaría para nuestra prueba de grado.

"Absolutamente," dijo el profesor.  "En nuestras carreras, se encontrarán con muchas personas.  Todas son importantes. Se merecen su atención y cuidado, aunque todo lo que hagan sea sonreir y decir 'hola'."

Nunca olvidé esa lección. Y también aprendí que su nombre era Dorothy.

2. "Ayuda bajo la lluvia"
Una noche, a las 23h30, una anciana mujer afroamericana estaba al costado de una autopista de Alabama tratando de resistir una fuerte lluvia.  Su carro se había dañado y necesitaba de forma desesperada que alguien le recoja.  Totalmente empapada, decidió hacer señales al siguiente auto.

Un joven hombre blanco paró para ayudarle, algo generalmente no escuchado en aquellos conflictivos años 60s. El hombre le llevó a un lugar seguro, le ayuda a conseguir asistencia y le colocó en un taxi.

Parecía estar muy apurada, pero escribió la dirección del chico y le agradeció.  Siete días más tarde un hombre tocó en la puerta del muchacho.  Para su sorpresa, una consola gigante con TV a color estaba siendo entregada en su casa.

Estaba adjunta una nota especial que decía: "Muchas gracias por su asistencia en la autopista la otra noche.  La lluvia no solo empapó mi ropa, sino mi también mi espíritu.  Y llegó usted.  Y por usted, pude llegar antes de que mi moribundo esposo falleciera.  Dios le bendiga por ayudarme y por servir a otros sin egoísmo."

Sinceramente, Sra. Nat King Cole

3.  "Recuerde a aquellos que le sirven"
En los días en los que un batido costaba mucho menos, un niño de 10 años entró a una heladería y se sentó en una mesa.  Una mesera le sirvió un vaso de agua.  "¿Cuánto cuesta un batido?" preguntó el chico. "50 centavos," le contestó la mesera.

El pequeño niño sacó su mano de su bolsillo y contó las monedas que tenía.

"¿Y cuánto cuesta el helado simple?" dijo.  En ese momento había más gente esperando por una mesa y la mesera se estaba impacientando. "¡35 centavos!" contestó bruscamente.

El niño volvió a contar sus monedas.  "Quiero el helado simple," dijo.  La mesera trajo el helado, puso la cuenta en la mesa y se alejó. El chico terminó su helado, pagó en la caja y salió.

Cuando la mesera regresó, empezó a llorar mientras limpiaba la mesa. Allí, ubicados nítidamente al lado del plato vacío, estaban dos monedas de 5 centavos y cinco monedas de un centavo.  El niño pudo comprar el batido, pero tenía que tener  los suficiente para dejar una propina.

4. "Los obstáculos en nuestro camino"
En la antigüedad, un rey colocó una roca en un camino.  Luego se escondió y miró si alguien movía la enorme piedra.  Algunos de los más ricos mercaderes del rey simplemente la rodearon. Muchos culparon a gritos al rey por no tener los caminos despejados, pero ninguno hizo nada para retirar la roca del camino.

Luego llegó un viajero que llevaba una carga de vegetales.  Al acercarse a la roca, intentó mover la piedra hacia un lado del camino.  Después de mucho esfuerzo, finalmente lo consiguió.  Después que el viajero volvió a cargar sus vegetales, notó que en el camino había una bolsa en el lugar donde estaba la roca.  La bolsa contenía muchas monedas de oro y una nota del rey  que decía que el oro era para la persona que removiera la roca del camino. El viajero aprendió lo que muchos de nosotros nunca comprendemos –"Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar nuestra condición."

5.  "Dar cuando importe"
Cuando trabajaba como voluntario en un hospital, conoció a una pequeña niña llamada Liz quien sufría de una seria enfermedad.  Su única oportunidad de recuperación parecía ser una transfusión sanguínea de su pequeño hermano de cinco años, quien milagrosamente sobrevivió a la misma enfermedad  y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatir la enfermedad.  El doctor explicó la situación a su pequeño hermano y preguntó al chico si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana.  Lo vi dudar solo por un momento antes de tomar una profunda respiración y decir, "Si, lo haré si eso la  salva."

A medida que la transfusión progresó, permaneció en la cama al lado de la de su hermana y sonrió, como todos lo hicimos, al ver que retornaba el color a las mejillas de ella.  La cara del niño palideció y su sonrisa se esfumó.  Regresó a ver al médico y le preguntó con voz temblorosa, "¿Voy a empezar a morirme en este momento?".

Por ser tan pequeño, el niño comprendió mal al doctor; pensó que iba a tener que dar a su hermana toda su sangre para salvarla.

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