17 de agosto de 2011

Guayasman 2011 (distancia IM70,3)

Para el Guayasman hay que tener un entrenamiento muy exigente y en lo posible bajo condiciones de mucho calor y humedad, pero confiaba que con un ritmo controlado podría cubrir la distancia con relativa comodidad. Es por eso que cuando me preguntaban cuales eran mis expectativas para este triatlón de 113 Km, respondía "divertirme y  mejorar mi marca personal".

La competencia fue el pretexto, junto con el feriado y una escapada de tres días de la oficina, para armar el paseo con toda la familia y mostrar a nuestra querida invitada Clémence las maravillosas playas manabitas. Antes de las siete de la mañana del viernes partimos en compañía de IM Mary rumbo a Pueblo Nuevo, Manabí.

La semana de descarga (descanso, dieta lipoproteica y carga de carbohidratos) estaba muy lejos de lo programado, pero el paseo familiar justificó todo.  El sábado salimos desde Pueblo Nuevo rumbo a Guayaquil, y después de cerca de 3h30 de viaje, dejar instalados a los chicos y vagar perdidos dentro de esta inmensa ciudad fuimos a retirar la bici del equipo FUERZA QUITO antes de ir a DM3 a inscribirnos y retirar los chips para la competencia.

Entre revisar todo el equipo y conversar con los dueños de la casa en Guayaquil nos dieron las doce de la noche.   A la madrugada siguiente nuestra gran anfitriona, Ela, nos había preparado un gran desayuno y además, sabiendo nuestra gran facilidad para perdernos por las calles porteñas, nos guió hasta la salida para la vía a la costa ¡Muchas gracias Ela y Armando!

Antes de las seis de la mañana estábamos en el Parque de Deportes Náuticos de Chongón preparando los elementos para las dos transiciones.  Esperábamos arrancar a las siete, pero la puntualidad no es una de las fortalezas de este evento.

Cinco minutos antes de la señal de partida nos informaron de cambios de última hora en el circuito de natación. No serían ni las dos vueltas al triángulo equilátero de 300 m, ni tres a uno de 200 m ... debíamos dar dos vueltas a una nueva figura geométrica —una especie de trapezoide rectangular alargado, que se suponía tenía un perímetro de 900 m. Sonó el disparo (al menos eso creo) y todos nos sumergimos en las oscuras aguas del lago. Me sentí bastante cómodo. Los entrenamientos de navegación en Cuicocha dieron resultados porque logré mantener el rumbo sin problemas, aunque debo trabajar mucho más en la velocidad.

La etapa ciclística sería de una sola vuelta a un circuito de 90 Km con tráfico abierto.  Este recorrido tiene muchas subidas y muchas bajadas que demandan una buena preparación en cuestas y en la aerodinámica de los descensos.  Las sensaciones en esta segunda parte del triatlón también fueron buenas. Quería alcanzar a Mary que, como siempre, había salido mucho antes del agua y rodaba a toda velocidad para poder entregar su posta a Ximena. Sin embargo, de manera inesperada (a pesar de estar muy pendiente de evitar posibles elementos punzantes) la llanta trasera se desinfló. Con molestia pero con tranquilidad (y poca destreza y velocidad) realicé el cambio del tubo mientras me pasaban los ciclistas que ya les había alcanzado en los kilómetros anteriores. Paco Carpio se detuvo a ofrecerme su ayuda ... ¡Gracias Paco!

Había perdido demasiado tiempo pero me sentía con la energía suficiente como para recuperarlo.  Llegué al sitio de transición con las pulsaciones subidas debido al largo pique y después de un cambio de ropa muy relajado, salí al circuito de cuatro vueltas para el medio maratón.

Fue muy motivador ver a mis amigos de Ruta 42, especialmente a Mario Jarrín y Marthita Rodríguez quienes habían armado su propia estación de abastecimiento. La temperatura y la humedad  habían subido a los niveles que había pronosticado el sábado mi apreciado amigo Waldemar Sánchez ... "verifiqué con varias fuentes que mañana será un día muy soleado," nos dijo.

"Sentí la superficie como un sartén muy caliente," comentaba más tarde Ximena. Los súper triatletas estaban a pocos kilómetros de culminar su participación, los de élite tenían al menos unos 30 minutos más y el resto de mortales empezábamos un medio maratón que bien podría ser calificado como 'extremo'.

Al pasar por la marca del primer kilómetro y reconocer que faltaban al menos dos horas, ya no de diversión sino de un proceso de cocido a fuego lento (cuyos desagradables efectos mi cuerpo los conocía muy bien), empecé a escuchar con mucha fuerza al lado racional de mi mente que se negaba, cuál animal que siente que es llevado al matadero, a continuar.

Decidí completar la primera vuelta.  Faltaban más de 15 Km, el cielo estaba completamente despejado y el reflejo sofocante del piso me parecía insoportable. Por si eso fuera poco, en las estaciones de hidratación habían agotado el agua y la única oferta del momento era agua del lago para enfriar al cuerpo.

Las voces internas eran escandalosas. Por un lado el lado racional suplicando parar, y por el otro el ego deportivo que me ha ayudado ha conseguir todas las metas alcanzadas. "Detente, que no estás preparado para estas condiciones" ... "Sigue y sufre las consecuencias de menospreciar a esta dura prueba." La parte agradable de la competencia se había terminado hace rato y la decisión que debía tomar era la de renunciar o continuar con un seguro proceso progresivo de deshidratación e insolación. Había entrenado, por supuesto, pero no con el rigor y volumen necesarios para correr los últimos 21 Km del triatlón bajo tremendo calor.

Finalmente me detuve después de 99 Km de competencia. En ese instante desapareció de mi cabeza ese severo y asombrado jurado mental que me había estado ordenando cumplir la penitencia infernal. Detuve mi cronómetro después de casi cinco horas de competencia y regresé caminando con una sensación de triunfo sobre mi lado masoquista. Mi ego deportivo estaba mal herido, pero mi cuerpo se sentía muy aliviado. Al primero lo curaré con un entrenamiento más inteligente y respetuoso de las condiciones generales de la competencia escogida.
Pero en ese infierno quedó Ximena, quien tenía al menos una hora más de carrera. Jamás le había visto transpirar tanto, pero la pronta atención de Mary (que cumplió a perfección con todo su plan de carrera en el agua y en la bici) con sales y agua logró mantenerla con el ritmo de carrera que les llevó a conseguir un merecido segundo lugar en la categoría femenina de postas con 6h12: 42' en el agua, 3h16 en la bici y 2h05 en los 21 Km ... ¡Bravo campeonas!

No quiero terminar este relato sin expresar mi admiración y respeto a todos esos grandes deportistas que entrenan en Quito y que finalizaron esta dura competencia ... ¡FELICITACIONES CAMPEON@S!

Santiago Gutiérrez - 4h36
Elio Loor - 4h45
Santiago Miño - 4h52
Raúl Manotoa - 5h14
Stephany Brazinsky - 5h14 (campeona femenina)
Juan Carlos Barrionuevo - 5h19
Juan Lanusse - 5h45
Richard Erazo - 5h45
Geovanni Obando - 6h32
Galo Pico - 6h33
Carlos Cruz 6h42
Patricia Pachón - 6h46
Gilton Guillén - 6h57
Francisco Carpio - 7h19
Juan Carlos Morales - 7h24


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