Artículo original: The paradox of expectations (Seth Godin)
Las bajas expectativas son con frecuencia una profecía de auto satisfacción. Nos aislamos del fracaso, no luchamos con fuerza, esperamos lo peor y con frecuencia lo conseguimos.
Las altas expectativas, por el otro lado, nos llevarán inevitablemente a la desilusión. Siga colocándose metas demasiado altas y tarde o temprano (probablemente más temprano) no las conseguirá. Y sabemos que un buen resultado que es menor que el esperado en realidad se siente como una falla.
Quizás vale la pena no considerar las expectativas. Intensifique el esfuerzo y acepte lo que obtiene de retorno. Es la disciplina lo que le convertirá en un profesional.
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