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Con demasiada frecuencia tenemos miedo.
Miedo de lo que no podríamos ser capaces de hacer.
Miedo de lo que la gente diría si lo intentamos.
Dejamos que nuestros miedos se interpongan en el camino de nuestras esperanzas.
Decimos no cuando queremos decir si.
Nos sentamos en silencio cuando queremos gritar.
Y gritamos a los demás,
cuando deberíamos cerrar nuestras bocas.
¿Por qué?
Después de todo
solo lo haremos una sola vez.
En realidad no hay tiempo para tener miedo.
Pare.
Intente algo que nunca haya intentado.
Arriésguese.
Inscríbase en un triatlón.
Escriba una carta al editor.
Pida un aumento.
Llame a los ganadores al campo más duro.
Deshágase de su televisor.
Cruce su país en bicicleta.
Intente subirse a un trineo.
Intente algo.
Háblele al jugador designado.
Viaje a un país donde no se hable su idioma.
Patente algo.
Llámela.
No hay nada que perder.
y todo
todo
todo por ganar.
SOLO HÁGALO.
—Barry Sanders, corredor defensivo, Detroir Lions, 1,75 m
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