Confundida entre corredores al momento de la partida, respirando la ansiedad, la enorme energía que genera la multitud de atletas pendientes del disparo que da inicio a la aventura, la aventura inmensa de recorrer 42 Km.
Me pasan raudos y enérgicos los corredores, algunos me rozan, otros me empujan, otros me saludan, me desean suerte. Primera parada, 4 Km, agua, ruido, música, euforia, saludos. Todo normal, llevadero hasta el kilómetro 16. ¿Queeeeé?, ¿una pared?, ¡ah no!, según los expertos la pared viene a los 32 Km, pero ... SI, ES UNA PARED, un pequeña pared que amenaza con atraparme, contenerme, pararme, discuto con ella "no es tu hora, no te quiero, esfúmate", sonrío y avanzo lentamente cargando aún la amenaza.
A los 20 Km, se vislumbra un punto de hidratación, "qué bien, mojaré esta pared y la volveré lodo, papilla", me digo, "vamos allí", pero, solo vasos vacíos, botellas vacías, cero existencia humana. Ahora lo sé, sé bien que empieza mi solitaria hazaña y mi lucha cuerpo a cuerpo con la pared a la que no permitiré pararme, con la sed (para eso está el cinturón pues), con el hambre (benditos los geles que llevo en el bolsillo), con el tráfico ya abierto (he practicado bien cuando manejo en las horas pico).
32 Km, ¿en qué pienso?. Las palabras mágicas que he practicado, "VAMOS" no hay eco, "AVANZA" ni caso, "TU PUEDES" que va. Mejor no pienso, no digo, no espero, sonrío, la pared está inmensa, potente, lo abarca TODO, no doy más ... de pronto ... un ala de ángel me roza, aletea en mi oído, en mis ojos, en mi sentir; una niña, una pequeña niña me sonríe desde la acera y me canta "VAMOS CAMPEONA" ... atravieso la enorme pared cuál fantasma ... jejeje ...
Ahora empieza la verdadera maratón pienso, ahora es cuando sale tu poder, tu carácter, tu fuerza de mujer ... me dejo llevar ... me dejo ir ... me dejo sufrir ... me dejo doler ...
Volada, soñada, alguien susurra, kilómetro 40, faltan 2, sólo 2, "¿pasarían ya 6 horas?" (la pila del reloj se agotó un día antes).
Ahora sé, ahora quiero, ahora iré a pedir a las autoridades del caso que ELIMINEN EL KM 41, por favor, es inacabable, es insufrible, pero ... lo traspasé.
Y pude por fin vislumbrar el paraíso, el último trayecto, el orgulloso trayecto de la final maratónica, el último respiro, cuando se avizora la meta, cuando se oyen gritos, cuando la vida florece, se oye mi nombre, se pisa la alfombra bendita de llegada por la que ya cruzaron el 99,99 por ciento de los maratonistas, los mismos con los que compartí en la partida.
Ya despierta, escucho que:
- hubo agua, hubo hidratantes
- hubo fruta
- regalaron geles
- hermosas chicas en patines daban chispasos de voltaren a las piernas adoloridas en el trayecto
- hubo afición estimulante
- el tráfico estuvo cerrado
- hubo medallas de 42 kilómetros
¡Y QUE NADA DE ESO HUBO PARA MI! A PESAR DE ELLO, MAS BIEN POR TODO ELLO, HOY DIGO CON ORGULLO .... SIIIII, ¡¡SOY UNA MARATONISTA!!
31 de mayo de 2009
Ana María Márquez
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