Artículo original: Are Heroes Born, or Can They Be Made? (Jonah Lehrer - WSJ.com)
¿La ciencia moderna puede crear héroes? Esa es la pregunta detrás del Heroic Imagination Project de Phil Zimbardo de la Universidad de Stanford. El objetivo del proyecto es simple: usar décadas de investigación experimental para el entrenamiento de la próxima generación de estadounidenses, buscando crear chicos buenos con la misma eficiencia que las bandas y grupos terroristas crean chicos malos.
Las primeras lecciones se enfocan en las debilidades humanas. Se les enseña, por ejemplo, sobre el experimento que mostraba gente ordinaria obedeciendo ciegamente a la autoridad y daban lo que pensaban eran fuertes descargas eléctricas a extraños. También les advierten sobre el efecto mirón—nuestra resistencia a ayudar a alguien que lo necesita cuando hay gente alrededor— y el predominio del prejuicio. Es un curso de impacto en todas las diferentes tendencias que llevan a las personas buenas a descarriarse.
Después de ser "fortalecidos en contra del lado obscuro," los estudiantes para héroes son entrenados para ser más empáticos. La mayoría de las lecciones son alrededor de la percepción, en ser más atentos a los sentimientos de los demás. Aprender a interpretar las expresiones microfaciales y practican el escuchar a sus compañeros. Otra importante lección es sobre el fundamental error de atribución, una polarización sicológica en la cual la gente rechaza la influencia del contexto en el comportamiento. "Una de las principales razones por la que no ayudamos a otros es porque asumimos que se merecen lo que les pasa porque deben haber hecho algo mal," dice Zimbardo. "Pero la mayoría de las veces es simplemente una situación fuera de control. Enseñamos a la gente a no culpar a la víctima."
La siguiente fase de la instrucción tiene una título gandioso: "Interiorización de la imaginación heroica." Los estudiantes empiezan a revisar el comportamiento de otros héroes, del pasado y del presente.
El último paso del entrenamiento para ser héroes es el más importante. Los estudiantes empiezan a ensayar su heroismo en el mundo real. Empiecen con pasos de bebé, mientras se les instruye a hacer una cosa cada día que haga sentir bien a alguien. Quizás un agradecimiento al chofer del bus, o ayuda a hacer la cena a la mamá o pasar un tiempo de calidad con el abuelo. La meta es romper con la barrera que mantienen a las buenas intenciones de convertirse en acciones virtuosas. El coraje requiere práctica.
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