Por: Diógenes Viteri (3h09' - 56 años)
Leyendo a Bob Glover y Jack Shepherd en su libro “Correr para vivir mejor” encontramos la expresión “el monstruo maratón”; Cuando pedíamos referencia de la Maratón de New York, todos coincidían que, si no la más, era una de las más duras pero hermosas del mundo. Pues bien, después de haberla vivido, de saborear sus sabores y sus sin sabores, y siendo consciente que este placer es estrictamente personal, me atrevo escribir algunos apartes de este “MONSTRUO MARATÓN DE NEW YORK”.
El mensaje de Glover y Shepherd puntualiza las variables que aparecen en los 42.195 corridos en condiciones normales – la posible indefinición del pensamiento en los primeros 5 km, la desilusión del paso lento en los siguientes 15 km, la falacia de “multiplico por dos mi tiempo de la media para mi tiempaso final, la pared de los 30 - 32 km, la aparición del calambre en el 38, los interminables 40 y 41 y finalmente la mezcla de sensaciones de poderlo hacer, con dónde está la bendita meta, - son algunas de las razones por las cuales le llaman “el monstruo”.
New York fue eso y mucho más potencializada con variables negativas, no contempladas por aquellos:
- Menos de 3 grados de temperatura, inexistencia de lugares adecuados para la larga espera antes de la partida, poca infraestructura de servicios, información confusa de los diferentes corrales en la salida, altavoces que repetían una y otra vez la misma grabación de los colores de los corrales mas no alertaban sobre el paso del tiempo y sobre la cercanía de la hora de salida; manejo de masas indiscriminadas sin orientación especifica; una ruta con diferencias de hasta 150 metros en su altitud en cortas distancias; la búsqueda infructuosa de nuestros acompañantes en esa inmensa ola de gente dispuesta a lo largo de toda la ruta; y la sensación de abandono en la meta al no encontrarse con caras conocidas dada la misma desorganización de la carrera;
Y con variables positivas;
- Eficiente sistema de entrega de números y chips; majestuosidad de las combinaciones tecnológicas- metro, ferri - buses conduciendo al punto de partida a mas de 38.898 participantes con inscripción (vi muchos corredores sin el correspondiente numero); nobleza y patriotismo de los organizadores demostrada con NEW YORK, NEW YORK interpretada por Frank Sinatra y con el Himno de los EUA segundos antes de la partida; increíble sensación de retribución a colegas que al estrecharnos la mano escuchábamos “suerte” en lenguas inentendibles; excelente y suficiente disposición de zonas de hidratación y alimentación en el transcurso de la carrera; igualmente excelente sistema de información tanto en kilómetros como en millas; indiscriminado y sostenido apoyo de los espectadores en todo el trayecto – go, go, go, es el mejor de los acordes, sin contar con los gaiteros, salsómanos, intérpretes de marchas clásicas y otros específicos - ; y finalmente lo espectacular del cambio de los paisajes que rodearon la carrera – desde impresionantes obras creadas por el hombre (puentes, rascacielos, avenidas), hasta la inigualable belleza de la naturaleza del Central Park, por comentar algunas de ellas.
En suma, estas variables constituyeron el marco del MONSTRUO MARATÓN DE NEW YORK.
Regresando a nuestros plus maratonistas, (Glover y Shepherd, ambos tienen más de 25), creo que su intención fue la de bautizar a la maratón con un nombre que a la vez que denotara dureza, dificultad, miedo y demás calificativos similares, invitara a conocerle, a participar, a vencer a ese MONSTRUO.
Muchos identificamos esta premisa y la abordamos de acuerdo con nuestras propias capacidades, quereres y metas. Personalmente, lo siguiente matizó mi preparación para NYC y a la postre me dio algunas de las respuestas del como superé a ese monstruo:
- Visualización del perfil de la ruta y de toda la carrera en su conjunto, (En el x km hay subida, en el y bajada, del 23 al 25,5 hay plan, en el 38 tomo gel, etc. Muchos sitios de la carrera me fueron familiares a pesar de que nunca les había conocido)
- Descanso físico y mental total dos días previos a la maratón, (Fundamental dormir perfectamente el VIERNES y el sábado pasar sentado y/o acostado a lado de un buen libro)
- Eliminar tabúes mentales, (es extremadamente dura, habrá calor, habrá frío, no comas esto o aquello, …)
- Kilometraje semanal, (personalmente, el correr en dos oportunidades más de 100 km/semana, me dio más confianza en mi cuerpo)
- Darse seguridad con el “fondo – fondo”, (si ya pude llegar a los 32, los 42 son papaya)
- Darse tranquilidad con algún detalle para toda la carrera (siempre cargo mis botellas de hidratación con 3 geles, con esto me despreocupo por agua y alimento)
- Exigencia a su cuerpo en los limites que el médico recomiende, (pretendo siempre entrenar entre el 75% y el 95% del maximal de mi ritmo cardiaco (123 y 156ppm, respectivamente, lógicamente de acuerdo con la tabla), y finalmente
- Evitar toda clase de polvitos, de los blancos y de los otros por lo menos las 20 semanas que duro la preparación para la maratón.
Sin lugar a duda lo anterior me ayudo, al punto de situar esta maratón de NYC en el más alto pedestal de las 8 anteriores, especialmente:
- Pedernales 2003, cuando iniciábamos la consolidación de Ruta 42;
- Los Ángeles 2007, cuando disfrute de las genialidades de nuevas adultas de mis hijas;
- Quito 2007, cuando en nuestra mente y corazón llevábamos “Claudia tu maratón es nuestra maratón”;
- Guayaquil 2007 cuando días antes mi madre decide continuar ayudándonos desde el cielo, y
- Miami 2008, cuando mi nombre es pronunciado en mal español por haber ocupado el quinto lugar en mi categoría.
Un corolario para finalizar. Entrenando el domingo pasado en el Chaquiñán, Nelo nos relata sus maratones con sus correspondientes tiempos. Lo escuche como una oda a la constancia, a la superación y a la satisfacción personal y de grupo.
dvm
San Francisco de Quito, diciembre 2 de 2008
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