23 de abril de 2010

El Secreto De La Salud Y La Felicidad: Redes Sociales



En septiembre, Christakis y Fowler publicaron su primer libro para una audiencia general, Connected: The Surprising Power of Our Social Networks and How They Shape Our Lives [Conectados: El sorpresivo poder de nuestras redes sociales y como modelan nuestras vidas].  Aunque su investigación está llena de ecuaciones de difícil comprensión, los dos parecen muy emocionados cuando describen el gran alcance de su trabajo.  "La historia de la ciencia moderna es la historia del estudio de los pedazos más pequeños de la naturaleza, como los átomos y las neuronas", dice Christakis. "Pero la gente no solo es la suma de sus partes.  Veo esta investigación como un intento para poner juntos otra vez a los seres humanos".

Alguna vez la interacción social estaba rodeado por espacio; nos reuníamos solo en persona.  Pero luego la comunicación estuvo mediada por la tecnología. Del telégrafo al teléfono al correo electrónico a Twitter, cada innovación alimentó las mismas ansiedades, a medida que la gente se preocupó de que las formas tradicionales de la comunidad estaban siendo destruidas. El teléfono estaba arruinando la vida familiar; estamos descuidando a nuestros amigos reales por nuestros amigos sociales de Facebook.

¿Pero en realidad la tecnología cambia la naturaleza de la red social? ¿O simplemente la extiende? Se reconoció, por ejemplo, que la capacidad humana para las amistades cercanas es notoriamente consistente. La gente de culturas de todo el mundo reportan entre cuatro y siete amigos del alma. "Se asumía que nuestra mente puede manejar solo a otras pocas personas".

Pero en Facebook, el usuario promedio tiene aproximadamente 110 "amigos", lo que lleva a algunos científicos a especular que la Red está alterando la naturaleza de las redes humanas.  Por primera vez en la historia, podemos estar en contacto con cientos de personas.  La computadora, dicen, está ayudando a compensar las limitaciones del cerebro.

Pero Christakis y Fowler son escépticos sobre estas expresiones.  Saben que los hábitos sociales son hechos que cuestan aceptar.  Así que persuadieron a la universidad para que les dejen analizar las páginas Facebook de sus estudiantes, divisando una forma inteligente para distinguir entre los amigos casuales y las conexiones emocionales más profundas.  Los amigos cercanos, era su hipótesis, colocarían de los demás en sus páginas Facebook, debido a que la relación no era puramente virtual.

Después de analizar miles de fotos, los científicos descubrieron que, en promedio, cada estudiante tenía 6,6 amigos cercanos en su red en línea.  En otras palabras, nada había cambiado realmente, inclusive los más fervientes usuarios de Facebook todavía mantienen un limitado círculo de íntimos.

"En Facebook, tiene unos pocos amigos cercanos y muchos que apenas los conoce", dice Fowler.  "Debido a que el costo de la transmisión de la información es tan bajo, terminamos estando en contacto con más conocidos.  Pero eso no significa que tengamos más amigos".

Aunque los científicos están fascinados por el mundo en línea –"Facebook podría convertirse en un conjunto de datos revolucionarios para el estudio de las redes de la gente", dice Fowler –sus herramientas centrales de investigación permanecen en los manuscritos salvados del estudio sobre el corazón de Framingham. En los cuatro años desde que Christakis y Fowler construyeron su primer mapa social, publicaron varios reportes novedosos documentando la influencia de la red en todo desde la adicción al cigarrillo hasta la felicidad.  En algunos casos, descubrieron que el impacto de las redes desaparece abruptamente después de tres grados de separación.  (En otras palabras, si el amigo de un amigo de un amigo deja de fumar, entonces estamos significativamente más propensos a parar. Pero para las relaciones más distantes no tiene efecto; están más allá de la "frontera social".)

Aunque Christakis y Fowler empezaron a estudiar las variables, como la genética, que determina el lugar de una persona dentro de una red social – si estamos en centros bien conectados o al margen de la sociedad, lo que refleja la popularidad –enfatizan que no existe una localización social ideal.  Durante una epidemia de gripe, la periferia es el lugar más seguro, porque la gente con menos conexiones está menos expuesta al virus.  Pero estar en la frontera también reduce el acceso a los chismes y los recursos, que se radian desde el centro.  Como las redes transmiten cosas de la vida –desde la felicidad hasta el VIH– la evolución generó una diversidad de personalidades, que aprovechan de las diferentes posiciones dentro del grupo. De acuerdo a Christakis y Fowler, no hay una sola solución al problema de otra gente. La variación individual es un elemento crucial de cada comunidad estable, desde los aborígenes de Australia hasta los avatares de Second Life.

Y como somos primates sociales, esas comunidades son esenciales.  Cuando nos salimos de la red, entramos en una espiral de soledad y desaparición, que afecta severamente nuestra salud. "Sus amigos podrían enfermarle y hacerle ganar peso", dice Christakis, "pero son también una fuente de tremenda felicidad.  Cuando se trata de redes sociales, lo positivo sobrepasa a lo negativo. Es por eso que hay redes por todo lado".  La gente, en otras palabras, necesita de la gente: somos la goma que nos mantiene juntos.




Imágenes basadas en los gráficos creados por James Fowler y Nicholas Christakis (WIRED)

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