10 de enero de 2011

Sobre delincuencia y ciudadanos respetables (01-02)

Artículo original:  Nothing Burns in Hell: On Delinquents and Respectable Citizens (significantfailure.blogspot.com)

Interesante artículo en inglés recomendado por @silvilunazul. Ahora que tanto se habla del tema conviene verlo desde todos los ángulos.

Está dividido en 22 inteligentes reflexiones, por lo que a medida que lo traduzca lo seguiré subiendo a este blog:

1.
Una sociedad tan desastrosa como aquella en la que desafortunadamente vivimos puede difícilmente evitar hablar sobre sus defectos.  Pero los problemas sociales son solo tomados por las instituciones y los medios de comunicación de  esta engañosa sociedad en forma fraudulenta. Todo lo que vemos son defectos deformados y remedios espurios. El murmullo preponderante sobre el 'comportamiento anti-social' de la juventud no es la excepción.  Nos dan a entender típicamente que los delincuentes están rechazando las normas de la sociedad, y que los ciudadanos respetables están siendo empobrecidos  por una pérdida de la tranquilidad del disfrute de la vida ordinaria.  Este tipo de visión es perfectamente descabellada.  El problema no es que los delincuentes juveniles han ido demasiado lejos en su desafío a la sociedad dominante, sino que no han ido lo suficientemente lejos.  El problema no es que las vidas de los ciudadanos respetables de esta sociedad han sido perturbadas, sino que han permanecido congeladas.  La delincuencia no es la mayor causa de la pobreza diaria sino la continuidad de muchas formas distintas.

2.
No ofreceré definiciones exhaustivas de lo que llamo "delincuentes" y "ciudadanos respetables". ¿A quien, además de las almas de la academia, le importa esos tediosos ejercicios en rígida clasificación?  Es suficiente decir que mis delincuentes incluyen, entre otros, (a) chicos aburridos que intentan trazar una línea entre ellos y el asqueroso mundo que les rodea mediante música, vestimenta y el uso frugal de una lenguaje de jerga;  (b) los grupos locales dispersos de amigos y conocidos que se unen de vez en cuando para molestar a los que pasan y que se permiten cosas ilegales y quizás una pequeña empresa criminal; (c) otros criminales callejeros que viven de eso para pagar sus farras; (d) las asociaciones criminales más consistentes llamadas "bandas".  Pero no todo lo que digo se aplica a cada clase de delincuente de manera equitativa.  Y sobre lo que considero ciudadanos respetables, bueno, estoy seguro que todos reconocemos a uno cuando lo vemos.  En el fondo, que es lo importante, al menos para mi, es que usted considere si reconoce algo de lo que digo en su propia vida.  Si lo hace, me temo que depende de usted determinar cuales son las consecuencias prácticas de esto.  Un paso hacia adelante para no aceptar la sociedad dominante consiste en romper el hábito de esperar que nuestro pensamiento y práctica nos sea heredado.

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