Artículo original: Nothing Burns in Hell: On Delinquents and Respectable Citizens (significantfailure.blogspot.com)
7.
La admiración que los delincuentes tienen por lo que la sociedad dominante dice es deseable, no está necesariamente confinada a sus productos de seudo rebelión. Los delincuentes pueden francamente anhelar algunas cosas muy ordinarias ("quiero ropa bonita, mi pelo cortado, bonitas mochilas y todas esas tonteras ... el shampoo adecuado, los zapatos correctos, el nombre correcto en la camiseta: es la vida, todo está ahí" —prostituta del noreste de Inglaterra). Pueden soñar en esas ampliamente admiradas trampas del éxito e influencia como las pantallas widescreen, los autos deportivos y esa clase de artículos chillones que gustan a las esposas de los futbolistas profesionales ("casa grande, piscina y ... un lindo carro de marca"— criminal del nororiente de Inglaterra). Al final, pueden desear nada más que tener las cosas que leen en los tabloides y ven en la televisión ("las pantallas de plasma están por todos lados ... una mansión apropiada con grandes puertas y cámaras de seguridad" —criminal del nororiente de Inglaterra). Además de sus métodos criminales y su gusto por unas pocas cosas ilegales (drogas), su sumisión por los gustos desagradables de su época puede ser total.
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