1 de febrero de 2010

Maratón de Miami 2010, corriendo en pareja


Llegamos alrededor de las seis de la mañana a la zona de partida en el American Airlines Arena. Miles de personas estaban ya ubicadas dentro de los diferentes corrales. Fue el momento de despedirnos de Christian (Loaiza) y de desearnos éxitos en nuestra nueva aventura de 26,2 millas (42,2 Km).


Después de cinco minutos del arranque de los competidores en sillas de ruedas se dio inicio al ING Miami Marathon 2010. Un enorme grupo de corredores (la mayoría inscritos para la media maratón y, según los organizadores, la primera ocasión en que hubo más mujeres que hombres) cruzamos el puente MacArthur contemplando a los cruceros trasatlánticos que parecían los deslumbrantes edificios del downtown.


Llegamos a la famosa South Beach, pasamos por toda la Ocean Drive, salimos a la Collins y emprendimos el regreso al centro de la ciudad por el Venetian Causeway. Habían transcurrido 15 Km y llevábamos el ritmo programado.


La primera media marcamos un promedio de 5'45"/Km. Pasamos justo con el equipo de pacers de 4h00, pero sentí que la flaca no iba a lograr mantener el paso. Hice un par de jaloncitos suaves para buscar correr con los 'conejos', pero en la cuesta después de la media Ximena disminuyó su ritmo. Por su manera de respirar deduje que sus pulsaciones estaban sobre su umbral anaeróbico, pero siguiendo los consejos de nuestro querido guía de atletismo, Raúl (Ricaurte), no emití una sola palabra al respecto, simplemente me uní a su ritmo y le acompañé. Era un hecho que no íbamos a mantener el paso de los primeros 21 Km, así que renuncié a mi papel de pacer y me convertí en un testigo privilegiado de la gran batalla que libraría mi amada esposa.


Pasada la milla 19 (30 Km), la flaca ya no daba más, pero yo veía emocionado que Ximena hacía lo imposible por seguir. Cada abastecimiento era el momento ideal para parar, descansar y seguir en la lucha. Inclusive nos detuvimos para que pueda ir al baño. La corredora de Ruta 42 demostró una fortaleza admirable. Se le veía absolutamente agotada pero aprovechaba cada caloría que le quedaba de energía para intentar escaparse de la inmovilidad física y de la seguramente enorme cantidad de fantasmas mentales.


En la milla 23 (37 Km) se le terminó todo el combustible. Se detuvo súbitamente, no quiso dar un solo paso más (luego me dijo que había visto lucecitas y que sintió que iba a desvanecerse) y se sentó. Le expliqué que podemos parar y descansar pero que no era buena idea sentarse. Le ayudé a levantarse, le tomé de su mano y caminamos muy despacio alrededor de media milla. No dije palabra alguna, solo avanzamos lentamente hasta que la misma flaca empezó a trotar nuevamente. Pasamos la milla 24 (38,6 Km) y la milla 25 (40,2 Km). Quedaban menos de 2 Km para la llegada y Ximena seguía mejorando su paso. Subió con gran ritmo el último puente y cuando faltaban menos de 50 m nos tomamos de las manos para cruzar juntos la meta.


No cumplimos las marcas numéricas (nuestro tiempo fue de 4h20 con un ritmo promedio de 6'10"/Km ... la diferencia con el reloj de la foto se debe a éste marca el momento que arrancaron los atletas de élite, alrededor de tres minutos antes) pero las espirituales, las del alma, las de la solidaridad y compañerismo rompieron todas nuestras expectativas.


Imágenes de Action Sports International

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3 comentarios:

  1. felicidades, apasionante vuestra aventura atlética, la he vivido con vosotros.
    un abrazo desde, Dénia-Alicante-España.
    joan.

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  2. Gracias Joan. Había corrido tres maratones solo, pero la experiencia de estos 42 Km al ritmo de mi compañera fue incomparable.

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  3. Al fin pude leer su relato!!! Hermoso!!! Felicidades muchas muchas muchas felicidades!!!

    (Ya ves porque mis dotes literarios jeje)

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