30 de marzo de 2010

Para Padres: Reglas Para Poner Reglas A Los Niños

Artículo original:  The Rules About How Parents Should Make Rules (Alix Spiegel)

Las reglas en la casa de Cameron (8 años) son claras:  los niños deben realizar sus tareas escolares apenas llegan a casa; la hora de ir a dormir es a las 19h30 y no está permitido pinchar al hermano con un lápiz.

Aunque Cameron, como la mayoría de los niños de 8 años no siempre ejecuta estas reglas a la perfección, cuando se le presiona, dice que las aprecia.  Te mantienen seguro, explica, así que son buenas.

Pero si se repasa el tema de las reglas, encontrará eventualmente que existen algunas que Cameron no cree que sean justas o que valgan la pena – las reglas que piensa están bien no obedecerlas.  Por ejemplo, no cree que su mamá deba regular sus relaciones personales – los chicos que le agradan y con los que le gusta pasar el tiempo.  "Puedo escoger mis propios amigos", dice.

De acuerdo con Larry Nucci, un sicólogo investigador del Instituto de Desarrollo Humano de la Universidad de California, Berkeley, la posición de Cameron respecto de las reglas es típica.  Nucci cree que si se mira más de cerca a las reglas que los niños obedecen y las que rechazan, se encontrarán patrones claros.

Los niños escogen las reglas que obedecen

Nucci argumenta que las reglas pueden ser quebradas en cuatro categorías diferentes.

Hay reglas morales:  no pegar, compartir. Hay reglas de seguridad: no cruzar la calle solo, no correr con las tijeras. Hay reglas sociales: debes decir "señor" y "señora".

"Y hay una cuarta categoría, que tienen que ver con lo que los niños consideran es de su incumbencia y que son privadas", dice Nucci.  "Amistades, compañeros de juego. Algunas actividades de recreación como el deporte que quieren practicar o los juguetes con los que quieren jugar.  Y de alguna forma en la manera en que se expresan a través de su apariencia – vestimenta, por ejemplo".

Y es en esta cuarta categoría, dice Nucci, en la que ocurren la gran mayoría de conflictos entre hijos y padres.

"Los niños no argumentan del todo con los padres – o lo hacen muy poco – cuando sus padres vienen con reglas de seguridad razonables o reglas sobre no robar o no golpear a otros chicos", dice Nucci. "Virtualmente todos los conflictos son sobre áreas personales".

Búsqueda de autonomía
De hecho, Nucci dice que en estudios observacionales – estudios en los cuales los investigadores van al ambiente casero y codifican las interacciones entre los padres y sus hijos – los niños parecen resistirse a las reglas morales apenas el 10 por ciento del tiempo; el 70 por ciento es en las áreas que perciben que están dentro de su dominio personal, dice Nucci.

Esto es algo delicado, porque resulta que padres e hijos no siempre se ven a los ojos sobre los temas que constituyen de ámbito personal.

Nucci ofrece el ejemplo del baño.

"Los niños lo ven como: 'es mi cuerpo, es mi vida, soy feliz así, no quiero bañarme".  Y la mamá dice, 'no, no es saludable, no hueles bien, necesitas bañarte", dice.

"Lo que el chico está haciendo es discutiendo sobre una área de discreción y autonomía. Y la madre es tá diciendo, 'no, esta regla es parte de las convenciones generales de la familia'".

Nucci dice que los investigadores descubrieron que esta clase de conflictos aparecen en todas las culturas.  Y, de hecho, Nucci cree que es importante que los padres respeten un espacio personal del niño, porque que es más importante para el bienestar sicológico.

"Lo que encontramos es que está enlazado con los requisitos de la gente para tener un sentido de autonomía e integridad sicológica", dice.

Nucci apuntó los estudios de culturas cruzadas de adolescente: "sabemos que cuando los padres se sobre inmiscuyen, cuando empiezan a controlar cosas que son verdaderamente personales, esos niños incluso en el área rural de China sufren depresiones".

Control vs. percepción de control
Pero la idea sobre que los padres no deberían meterse con reglas en ciertas áreas de las vidas de los niños no es compartida de forma universal por los sicólogos de niños.

"No es sobre la no intervención sino en como intervenir", dice Alan Kazdin, director del Yale Parenting Center.

Kazdin no cree que solo hay esferas de la vida donde los niños deben tener autonomía. Dice que si los padres están buscando complacencia, la primera cosa es el enmarcar de forma apropiada las reglas y no acercarse a los niños de forma autoritaria, porque eso causará un comportamiento opuesto.

"Cuando quiera que el niño haga algo, no importa cual sea la regla, lo que indica el estudio es que es el tono de voz en la petición, y si incluye alguna alternativa", dice Kazdin.

"Así que si le dice a su hijo de cuatro años, ¡vamos afuera, ponte el abrigo rojo que hace frío!'  Le da al niño una clase de ultimatum que conducirá a un comportamiento contrario", dice.

"Si le dice lo mismo: 'vamos afuera, por favor ponte el abrigo rojo o si deseas el verde".  Esa presentación aumenta grandemente la posibilidad de complacencia en cualquier niño".

Una diferencia básica en esos dos enfoques es éste:  Nucci argumentará que es importante para los niños tener en realidad control sobre parte de sus vidas, mientras Kazdin dice que lo importante para ellos es la percepción de control.

Eso no solo es para los niños, dice, sino para toda la gente. Incluido los padres.

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