20 de octubre de 2009

El Éxito Requiere Trabajo Duro (Pero No Todo En Un Día)



Convertirse en alguien bueno en algo toma mucho trabajo. La gente que está dispuesta a esforzarse por años ganará. La gente que quiere dinero fácil y fama después de seis meses no lo hará.


Sin embargo, mientras el éxito puede requerir mucho trabajo duro, no significa necesariamente que ese trabajo es duro de hacer. Un libro puede contener 80 000 palabras de contenido cuidadosamente editado, eso es mucho trabajo duro. Pero escribir 800 palabras casi todos los días durante cuatro meses no es tan difícil de hacer.


Mucho trabajo duro, pero a nivel diario no es tan complicado.


El mito de la maratón


Algunas personas creen que para ser maestros en algo y en el auto-mejoramiento necesitan maratones de trabajo. Inmensas y épicas sesiones de escritura, estudio y aprendizaje. Metas masivas que presionan su resistencia y cordura al punto de ruptura.


Después de algunas semanas de tan extenuante esfuerzo, se rinden. La maratón no puede durar para siempre y están demasiado agotados para correr en el siguiente día.


El problema radica en que la gente confunde el trabajo duro con duro de hacer. Confunden las miles de horas de práctica que requiere el maestro por años y hasta décadas, con las docenas de horas de práctica concentrada que agota a cualquiera. Tienen la motivación adecuada, pero la escala de tiempo equivocada.


Paciencia y manifestación


Creo que la paciencia en cualquier objetivo de mejora personal vale más que la motivación. Si, se necesita motivación para actuar. Pero, levantarse solo es el primer paso. Hay miles más por dar.


La paciencia le permite manifestarse día a día. La paciencia le permite ignorar los obstáculos temporales, no porque sean decepcionantes, sino porque no están operando en una escala de tiempo diaria. Está pensando en el panorama de como la inversión tendrá su retorno en diez años, no en diez semanas.


Creando rascacielos significa cavar antes de construir


Erigir un gran edificio requiere crear unos cimientos inmensos. Sin las bases, cualquier peso añadido será inestable. Pienso que esta metáfora se aplica a cualquier objetivo.


Si un amigo me dice que va a hacer ejercicio tres horas diarias. Solamente miraría un factor para estimar su oportunidad de éxito: cuánto tiempo se ejercita ahora. Si la persona no tiene del todo el hábito del ejercicio, está tratando de construir un rascacielos en arena.


No obstante, si descubro que la persona ha estado realizando ejercicio de forma regular por años y mantiene un horario regular, las opciones de éxito son positivas. Existe concreto debajo del nuevo plan. Los hábitos y la actitud son los cimientos y si no piensa en ellos puede colapsar.


Cómo canalizar el entusiasmo


Mucha gente es bastante entusiasta cuando empieza algo. La idea de poner una cantidad mínima pero respetable de esfuerzo todos los días es aburrida.


El problema con un enfoque de entusiasmo ciego es que falla en la construcción de los cimientos. Como resultado, cuando se va el entusiasmo no se tiene donde caer.


Descubrí que existen dos maneras de canalizar el entusiasmo prematuro para que no le afecte en el futuro:


Primero, invierta algo de su entusiasmo en la formación de hábitos. Cuando empieza a realizar ejercicio, por ejemplo, comprométase a realizar una mínima cantidad diaria. Si siente que puede un poco más, invierta tiempo en buscar algo de equipo y siga. Solo asegúrese en trotar esos 30 minutos o realizar esas 100 sentadillas todos los días.


Segundo, empiece con una actitud a largo plazo. Con una actitud a largo plazo es más fácil mantenerse en el objetivo cuando se acabe la fase de luna de miel.


Trabaje duro. No todo a la vez


Una hora de escritura, todos los días, es un trabajo duro. Ocho horas de escritura, en un día, es duro, hasta exagerado. Pero si repite la hora diaria de escritura, por un mes, tendrá más de 30 horas. En cinco años casi 2 000 horas. El poder de una hora diaria es que puede ser multiplicada.

Related post



No hay comentarios:

Publicar un comentario