Artículo original: The Last Run
Mientras Watt había sido un corredor de élite en Albemarle, sabía que estaría abajo en las posiciones como novato en el próximo año en el The College of William and Mary. La práctica de campo traviesa empezaba en tres semanas, y quería estar lo más listo posible. Había estado incrementando su millaje semanal de 35 millas a 40 a 45 a 50, de acuerdo a las instrucciones de su entrenador.
Había estado haciendo entrenamientos fartlek los martes; eran un poco más largos los fines de semana; el de ahora era el más duro – ocho millas con siete piques de dos a cuatro minutos cada uno. Pero Watt estaba preparado para el desafío y la adversidad. Para acompañar a su foto en el anuario del Albemarle, había desempolvado la historia de Teddy Rooselvelt, esa que decía:
"Es mucho mejor atreverse a cosas poderosas, a ganar triunfos gloriosos, aun salpicado con algunos fracasos, que estar al nivel de esos pobres espíritus que ni gozan mucho ni sufren mucho porque viven en la gran penumbra que no conoce ni la victoria ni la derrota."
Watt escaló la colina al inicio de Ridge Road, empapándose de sudor los primeros 60 segundos.
Paul Watt era conocido toda su vida como "Wattey", y habla con juvenil entusiasmo que se contradice con la reciente tragedia de la familia. En nuestra segunda conversación, dice, "Sería feliz al llevarle a correr a Ridge Road". No sabía que era un corredor, y estaba sorprendido por su invitación a un completo extraño hacia el sitio de la última carrera de Kelly.
Los Watts viven en un camino polvoriento a 10 millas de Charlottesville. En un día de primavera a finales de febrero, Paul y yo fuimos a Ridge Road, nos parqueamos exactamente donde se parqueó Kelly, y subimos la empinada colina. Yo respiraba con dificultad desde el inicio, pero Paul, de 50 años, subía con sorpresiva facilidad para un hombre de 180 libras. "Me interesa correr desde que estaba en la universidad", dice. "Escuché que debía bajar de 2:50 para calificar a la maratón de Boston, así que decidí intentar en la maratón de New York de 1980".
Paul corrió esa maratón en 2:48:36, seguido de un 3:02 en el siguiente abril en Boston. Nunca más compitió durante los siguientes 24 años. Pero siguió corriendo, manteniéndose en buena forma, y embuyendo a Kelly con su entusiasmo por el deporte.
Coronamos la cuesta, y rápidamente pasamos por casas viejas y granjas con vistas a la distancia de las Blue Ridge Mountains. "Antes del último otoño, jamás había corrido aquí", dice Paul. "Pero ahora entiendo porque Kelly y sus amigos corrían aquí cada vez que podían. Es pacífico y hermoso. Me siento más cerca de Kelly cuando estoy corriendo que en cualquier otro momento".
En la tarde del 26 de julio, Paul, que en ese momento estaba trabajando como representante de ventas para una compañía de Internet ... seguir leyendo
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